Bergoglio y los Kirchner: muchos años de tensión (Saludo de Presidenta)

El cardenal argentino intercambió mensajes muy duros con el Gobierno; mientras que con Néstor tuvo una ruptura sin retorno, con Cristina intercaló momentos de calma con fuertes cruces; el choque por el matrimonio gay

El cardenal Bergoglio junto al ex presidente Kirchner en la iglesia de San Patricio.

El cardenal Bergoglio junto al ex presidente Kirchner en la iglesia de San Patricio. Crédito: La Nación

El cardenal Jorge Bergoglio, que acaba de ser elegido el nuevo Papa de la Iglesia Católica con el nombre de Francisco I, dejó a finales de 2011 el Episcopado argentino tras seis años signados por una relación fría y tensa con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Desde una misa o un acto oficial, a través de comunicados o en los centrales tedeum del 25 de Mayo, el el sucesor de Benedicto XVI fue autor de mensajes muy duros al gobierno.

La pobreza, el matrimonio entre personas de un mismo sexo, la pelea con el campo y el clima de “crispación”, fueron objeto de cuestionamientos, que tuvieron respuesta de un oficialismo que no dejó pasar las críticas.

Vea aquí el comunicado de prensa de Cristina Kirchner felicitando al nuevo Papa.

Pero con Néstor no fue igual que con Cristina. Bergoglio había mantenido una relación mucho más fría y conflictiva con el ex presidente, quien llegó a identificar al cardenal como un exponente de la oposición. No obstante, las críticas elípticas y directas, no escasearon durante la gestión de Cristina Kirchner.

El cardenal es un exponente de lo que puede considerarse la línea eclesiástica más “moderada”,que considera que lo prioritario es que la Iglesia se haga escuchar en las cuestiones políticas y sociales. No obstante, el matrimonio Kirchner nunca ocultó la escasa simpatía por el arzobispo porteño.

CON NÉSTOR UN ABISMO, CON CRISTINA UN ZIGZAG

Néstor Kirchner tuvo un encuentro cordial cuando Bergoglio era el titular del Episcopado, poco después de asumir el mando. Pero en la homilía celebrada un año después Bergoglio ya se mostró crítico y cuestionó “el exhibicionismo y los anuncios estridentes”, en un mensaje encriptado dirigido al patagónico.

Para la homilía del 2005, Kirchner anunció que no asistiría al tedeum de Bergoglio en la Catedral. El arzobispado de Buenos Aires decidió entonces suspender la ceremonia religiosa. Meses después, el vocero de Bergoglio lanzaba: “No hay relación de la Iglesia con el Gobierno”.

A partir de allí, más allá de algún tímido gesto, se fue alejando la posibilidad de una reunión entre ambas cúpulas. Es que Néstor Kirchner comenzó a entrever a Bergoglio como el articulador de un proyecto opositor. Como un punto cúlmine, el ex mandatario no tembló para decir: “Nuestro Dios es de todos, pero cuidado que el diablo también llega a todos, a los que usamos pantalones y a los que usan sotanas.”

Tras la ruptura sin retorno con Néstor Kirchner, la conducción del Episcopado se reunió por primera vez con Cristina Kirchner semanas después de su asunción en 2007.

En 2008, la Iglesia tuvo un rol protagónico. En medio del conflicto con el campo, se había reunido con la cúpula del agro. Bergoglio le había reclamado a Cristina Kirchner que tuviera un “gesto de grandeza” que permitiera destrabar el tenso conflicto. Y tras el voto “no positivo” de Julio Cobos, el arzobispo eligió reunirse con el todavía vicepresidente.

Pero a fines de ese duro año para el kirchnerimo, la Iglesia y el Gobierno parecieron haber encontrado un punto de equilibrio. Fue entonces cuando Bergoglio invitó a Cristina Kirchner a una misa en Luján y la Presidenta aceptó el convite.

La calma duró poco. Durante el 2009 Bergoglio fue dueño de duras palabras hacia el gobierno. Lanzó que “el peor riesgo es homogeneizar el pensamiento” y llamó a terminar con la “crispación social”, un término que muchos seguidores kirchneristas aprovecharon para ironizar al convertirlo en “cris-pasión”. Un día después de que el Papa llamara a terminar con el “escándalo” de la pobreza en Argentina, el cardenal se hizo eco y lanzó que “desde hace años el país no se hace cargo de la gente”.

Pero, como en 2008, cerca de la Navidad, la Presidenta recibió a Bergoglio en la Casa Rosada en la antesala a su viaje al Vaticano y se reunió con la conducción del episcopado como un gesto para bajar tensiones.

MATRIMONIO GAY Y ABORTO

Bergoglio y Cristina llegaron a uno de los puntos más altos de su enfrentamiento cuando en 2011 en el Congreso avanzaba con firmeza el proyecto de matrimonio entre personas de un mismo sexo.

Bergoglio, se puso directamente al frente de la marcha contra el casamiento gay y envió una carta todos los sacerdotes, en la que pidió que se hablara en todas las misas sobre “el bien inalterable del matrimonio y la familia”.

Cristina Kirchner respondió entonces: “Me preocupa el tono que ha adquirido el discurso, se plantea como una cuestión de moral religiosa y atentatoria del orden natural, cuando en realidad lo que se está haciendo es mirar una realidad que ya está”.

Tras su sanción, como una intención oficial de no profundizar los roces que el proyecto había encendido, Cristina Kirchner ordenó frenar la polémica guía que promovía la interrupción del embarazo, algo que fue leído como una concesión a la Iglesia.

LOS TEDEUM

Históricamente, los gobiernos kirchneristas buscaron eludir al arzobispo de Buenos Aires en los tedeum por el 25 de Mayo. En 2010, en medio de los festejos por el Bicentenario, Bergoglio reclamó “superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males”. Cristina Kirchner había preferido asistir a la Basílica de Luján junto a Néstor.

En 2011, la Presidenta presenció la homilía del arzobispo Fabriciano Sigampa, en Resistencia. Bergoglio emitió un duro mensaje en el que pidió “desterrar las ambiciones desmedidas”. Ante la presencia del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y la notoria ausencia de funcionarios nacionales, desde la Catedral Metropolitana el arzobispo criticó los “delirios de grandeza” de los gobernantes.

En 2011, Bergoglio dejó el episcopado con la inquietud por el avance del debate por la despenalización del aborto. El desvelo que le provoca esta cuestión quedó evidenciado cuando el arzobispo eligió ese tema para despedirse de la presidencia de la institución. Quizás ese es uno de los pocos puntos de coincidencia que aún tenga con Cristina Kirchner, quien admitió estar personalmente en contra de la iniciativa.

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