Joven de Whittier quiere vivir del futbol
Armando Álvarez espera a través del deporte lograr todos sus sueños
Armando Álvarez tiene 17 años y ya sabe lo que quiere hacer el resto de su vida: jugar fútbol.
Actualmente milita como mediocampista en el equipo de la High School de Whittier, pero a futuro espera que su pasión por el balón le abra las puertas para ir a la universidad y poder estudiar Justicia Criminal.
Antes de unirse al equipo de la escuela jugó en la Liga Liberty, de Rafael Mendoza, donde asegura que el nivel de competencia le ayudó a mejorar y a enamorarse del deporte más popular del mundo.
“Es lo que más amo [el futbol], es lo que quiero hacer cuando crezca. Quiero hacer millones de esto, quiero que el fútbol sea mi trabajo permanente, quiero que mi familia se sienta orgullosa de mí”, explicó Álvarez.
Su sueño, jugar en el Barcelona de España y poder comprarles una casa a sus padres para agradecerles por todo el sacrificio que ellos han hecho para sacarlo adelante.
“Ellos me han ayudado mucho, durante de 17 años me han apoyado mucho y quiero devolverles todo eso. Quiero comprarles una casa a mis papás”, dijo el joven de origen mexicano al preguntarle qué haría si firmará un contrato para jugar futbol.
A pesar de la pasión que lo une al balompié, Álvarez entiende, tal y como se lo han enseñado sus padres, que el estudio es la prioridad en esta etapa de su vida.
Por esa razón, luego de entrenar cuatro horas diarias con el equipo de los Cardinals, llega a casa a hacer sus tareas escolares para mantener un buen promedio de calificaciones que le permitan seguir luchando por alcanzar su sueño.
“Ahora mismo mi objetivo es ir bien en la escuela para ir a una universidad de cuatro años y poder seguir jugando”, explicó.
Álvarez reconoce que entrenar todos los días y tener partidos tres veces por semana requiere mucho sacrificio y disciplina, pero afirma que para él vale la pena dedicarse a hacer lo que más le gusta, además le da la oportunidad de compartir con sus amigos y mantenerse activo.
Los valores que una familia mexicana tradicional han inculcado en él se reflejan en su mirada, en su forma de hablar, en su humildad y determinación que lo llevan a soñar en grande y trabajar a diario para lograr cumplir sus objetivos.