Populismo en marcha
El interés del chavismo por afianzarse en Centroamérica es una realidad que se vive hoy. Reparte dinero y petróleo como si no hiciera falta en Venezuela
Al Grano
Los peligros contra la democracia acechan a Centroamérica y los blancos ahora son El Salvador y Costa Rica.
Las campañas de dos candidatos han sido seducidas por una ideología extranjera y no me refiero al rancio comunismo, fracasado y decadente, sino al socialismo del siglo 21. ¿Qué es el socialismo del siglo 21? Un nuevo estilo de servirse del populismo tradicional para usurpar el poder del Estado, a través de la democracia, manipulando e interpretando la Constitución y las leyes con el fin de adueñarse del poder.
En El Salvador, el candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional —FMLN—, Salvador Sánchez, es uno de los cautivados. Aunque aparenta ser un abuelo buenazo, fue un guerrillero de los duros, con fuertes lazos con la insurgencia colombiana de las FARC, señalada por organismos internacionales como terrorista y narcotraficante.
El otro candidato es el sagaz y hábil joven, a veces un poco respondón, José María Villalta, del Frente Amplio de Costa Rica, a quien le temen por su simpatía con el chavismo.
Al cuestionarlo sobre si convertirá al tranquilo país en otro bastión de la revolución bolivariana, dijo que no se puede comparar a Costa Rica con Venezuela porque tiene una historia democrática sólida y las instituciones funcionan de manera distinta. En eso podría estar en lo cierto porque Costa Rica no tiene un Ejército que respalde desmanes de un Gobierno autoritario.
Sin embargo, ese discurso lo hemos oído en otras latitudes y la realidad sorprende. Hay que preocuparse si es otro paladín del socialismo del siglo 21, porque si admira esa ideología equívoca, sin lugar a dudas empleará estrategias chavistas para gobernar y cambiar las leyes con el fin de atornillarse en el poder. Pero recuerden, es hasta donde el pueblo lo permita.
El interés del chavismo por afianzarse en Centroamérica es una realidad que se vive hoy. Reparte dinero y petróleo como si no hiciera falta en Venezuela. En El Salvador, lo hace a través de Alba Petróleos, una compañía de economía mixta liderada por el FMLN, el partido gobernante. Es raro que un grupo político tenga en sus manos el manejo de los negocios petroleros y se lucre con las ganancias.
Una investigación revela que el FMLN salda las deudas contraídas con PDVSA, la petrolera venezolana, con cargamentos de café pagados a precios sobredimensionados. Gran parte de ese dinero llega en efectivo. ¿A qué bolsillos va?
En Costa Rica, acusan a Villalta de recibir financiación del chavismo. ¿Es una campaña de miedo auspiciada por sus rivales al verlo subir en las encuestas? Sería muy peligroso que el pueblo costarricense se arriesgue eligiéndolo, sabiendo lo que ha ocurrido en los países donde sus gobernantes resuelven aliarse con el chavismo. Nacionalización de empresas, expropiación o compra de medios de comunicación, como en Nicaragua o lo que ocurre en Venezuela: escasez de carne, leche y papel higiénico.
El modelo chavista demostró su fracaso más rápido que el cubano. Lo viven hoy los venezolanos en carne propia y a un alto costo. No es un sistema social, sino populista y opresor, sin ninguna esperanza para el pueblo.