‘Discutir no resuelve nada’

Seguramente has escuchado esta expresión un millón de veces. Yo no estoy de acuerdo con estas palabras, y no es que me guste llevar la contraria, (todo lo contrario), pero hay ocasiones que justifican plenamente un enfrentamiento ante quien sea. Por ejemplo, cuando se trata de defender tus sueños, cuando alguien comete una injusticia contigo, cuando te hieren o menosprecian sin necesidad, cuando te quitan un derecho que te mereces, o en cualquier circunstancia en que algo muy importante para ti está en juego.

Discutir es parte de la vida, y no hacerlo significaría renunciar al crecimiento personal que nos aporta enfrentar un desacuerdo o aprender a lidiar con los demás. Sin embargo hay muchos que evitan una discusión a toda costa, “yo no le digo nada porque pelear me pone nerviosa”, dicen quienes se tragan todo. ¿Pero quien dijo que para exponer tu punto de vista tienes que pelear? ¡ni siquiera hay que alzar la voz! Una cosa es pelar y otra cosa muy diferente es discutir.

Una pelea se desata cuando la otra persona se siente juzgada o atacada. Esto sucede cuando atacas a la persona y no el asunto. Tal vez tu pareja es adicto al trabajo y en vez de atacar el problema y hablar de cómo este comportamiento le perjudica a él y a la familia, atacas su persona: “!Eres un egoísta y desconsiderado, te importa más el trabajo que tus hijos!”.

Si en la discusión te pones a juzgar a tu antagonista o mezclas sentimientos acumulados del pasado, este se sentirá ofendido y la discusión pasará a otro nivel. Puedes discrepar y exponer tu criterio contrario y sin entrar en conflicto desagradable ni llegar a la violencia de palabras mientras haya respeto mutuo. He aquí algunos consejos:

Ponte en el lugar de la otra persona y considera las razones que ella tiene para estar en desacuerdo contigo. ¡Quizás ambos están mirando la misma solución desde dos puntos de vista diferentes!

En vez de empeñarte tercamente en algo, trata de encontrar formas diferentes de lograrlo. Nunca saldrás de un conflicto si no busca nuevas ideas que traten de conciliar tu posición.

Presenta tus ideas de forma que tu antagonista se dé cuenta de que él o ella va a ganar más siguiendo tu idea que continuando el desacuerdo.

Antes de empezar una discusión recuerda las palabras sabias del Filosofo chino Confucio: ” Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que podrás conseguirlo con apenas tres palabras impregnadas de amor.

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