Versión ‘light’ del Dream Act busca el voto hispano
Los republicanos elaboran entre bambalinas una versión diluida del proyecto.
Washington (EFE).- Líderes republicanos del Senado de EE.UU. preparan una nueva versión, aunque diluida, del “Dream Act” para la legalización de estudiantes indocumentados, en una especie de “señuelo” para captar el voto hispano en noviembre.
Aunque no se ha filtrado ningún detalle de ese proyecto de ley en ciernes, el senador Marco Rubio trabaja junto a otros senadores republicanos en una “versión alternativa” del “Dream Act”, que quedó estancado en el Senado en 2010.
Rubio dijo al diario “The Hill” que por ahora no hay nada nuevo que anunciar pero que su meta es conseguir una solución “responsable” a la presencia de los inmigrantes indocumentados, y anunciarla “pronto”.
En declaraciones a Efe, un portavoz de Rubio, Alex Burgos, dijo hoy que el senador republicano por Florida, “quiere ayudar a estos jóvenes y hacerlo de una manera más limitada que el Dream Act lo haría”.
“El seguirá trabajando con sus colegas para lograr una solución bipartidista”, agregó Burgos, sin ofrecer más detalles.
Rubio ya había adelantado en una entrevista con Efe el pasado 1 de marzo que mantiene su compromiso con una solución bipartidista a la inmigración ilegal en Estados Unidos.
Entre las posibles ideas que sopesa, según dijo entonces, está el crear “una visa de estudiante para que se puedan quedar a terminar sus estudios hasta que puedan aplicar legalmente”.
Sin citar nombres, Rubio también se quejó de que algunos políticos, en vez de entablar un diálogo bipartidista, sólo buscan usar el problema de los indocumentados “como un arma política en noviembre”.
Citando fuentes del Senado, el diario legislativo dijo que la propuesta, negociada en secreto, sería anunciada después de que Mitt Romney logre la candidatura presidencial republicana.
Sería, según “The Hill”, una propuesta en la que ambas partes se beneficiarían de la legislación- los estudiantes indocumentados lograrían su regularización y, previsiblemente, los republicanos tendría algo tangible que mostrar ante el electorado hispano en noviembre próximo.
Romney, que sigue aventajando a sus rivales en dinero y organización, se opone a una reforma migratoria que permita la regularización de toda la población indocumentada en EE.UU., calculada en poco más de once millones de extranjeros.
En enero pasado, Romney sugirió que sí apoyaría, sin embargo, la legalización por la vía militar de los estudiantes indocumentados.
Desde la Cámara de Representantes, el legislador republicano de Florida, David Rivera, promueve la medida denominada “ARMS Act”, una especie de “Dream Act” que sólo abre una vía para la legalización de estudiantes indocumentados que presten servicio militar.
“Si estos jóvenes están dispuestos a morir por Estados Unidos, entonces desde luego merecen una oportunidad de vivir en EE.UU.”, dijo Rivera en un comunicado cuando presentó formalmente la medida a finales de enero pasado.
La legislación de Rivera, que todavía no tiene una medida semejante en el Senado, permitiría que los estudiantes indocumentados puedan primero inscribirse en las Fuerzas Armadas de EE.UU. y así “ganarse” el derecho a la legalización.
También los senadores republicanos de Arizona, Jon Kyl, y de Texas, Kay Bailey Hutchinson, elaboran sus propias propuestas migratorias, pero tampoco han querido adelantar nada a la prensa.
De todas maneras, el que los republicanos, como bloque, busquen ahora resucitar medidas de alivio migratorio para los indocumentados en pleno año electoral levanta sospechas tanto entre los grupos proreforma como entre los demócratas.
En general, las posturas hostiles de los conservadores contra los indocumentados han dañado la imagen del Partido Republicano frente a la comunidad inmigrante y, de hecho, le ha hecho perder terreno entre los votantes latinos, según varias encuestas.
El propio líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, advirtió, durante un encuentro con empresarios latinos la semana pasada, contra cualquier “señuelo” republicano que además pretenda diluir el “Dream Act”.
La realidad es que ambos partidos tienen que hacer algo sustancial, y muy pronto, para recuperar la confianza de los votantes latinos. De lo contrario, éstos les pasarán factura en las urnas.