Situación cubana domina charla con Rául Castro
LA HABANA, Cuba (EFE).- Benedicto XVI llegó ayer a La Habana, en su segundo día de estancia en Cuba, donde se reunió con el presidente Raúl Castro, con quien analizó la situación del pueblo cubano y las expectativas de la Iglesia Católica para desarrollarse más y contribuir a la construcción de la vida del país.
En su jornada más política en la isla, el papa Benedicto XVI acudió al Palacio de la Revolución, catorce años después de que lo pisara por primera vez en la historia un papa, Juan Pablo II, durante su visita en 1998. El Santo Padre y Castro mantuvieron un encuentro cara a cara -ayudados por un intérprete- que se prolongó durante 40 minutos, un tiempo considerado “muy amplio” por el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien destacó que eso significa la importancia que el Pontífice ha dado a la cita.
Preguntado Lombardi sobre las peticiones de la disidencia para reunirse con el Papa, dijo que Benedicto XVI “está bien informado” sobre las demandas de ese colectivo, pero recordó que el viaje a Cuba ha sido “muy corto” y no se ha previsto ningún encuentro ni con esos grupos, “ni siquiera” con religiosos, sacerdotes o seminaristas.
En la reunión, el papa Benedicto XVI solicitó a Raúl Castro que el Viernes Santo sea declarado festivo en la isla, en la misma línea que ocurrió con el 25 de diciembre, en Navidad, cuando Juan Pablo II lo pidió a Fidel Castro y accedió.
El encuentro se desarrolló en un ambiente “muy cordial y sereno”, según precisó Lombardi, quien destacó las “buenas relaciones” entre la Santa Sede y el Gobierno de Cuba.El portavoz valoró como “muy positiva” la reunión.
Lombardi añadió que el pontífice se encuentra “muy bien” de salud, aunque ya comienza a acusar el cansancio de este viaje, que inició en México el 23 de marzo.
El obispo de Roma llegó al Palacio de la Revolución acompañado del secretario de Estado de la Santa Sede (primer ministro), Tarcisio Bertone, quien sostuvo un encuentro paralelo con el primer vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura, y el vicepresidente del Consejo de Estado, Esteban Lazo, entre otros, que se prolongó durante 20 minutos.
Por parte de la Santa Sede acompañaron a Bertone el sustituto de la Secretaría de Estado (número tres del Vaticano), Angelo Becciu, el secretario para las Relaciones con los Estados (ministro de Exteriores), Dominique Mamberti, y el nuncio apostólico en Cuba, Bruno Musaro.
Al principio del encuentro se escuchó a Raúl comentar al Papa que había decidido aplazar el cambio de horario de verano en la isla como cortesía hacia él.El Papa regaló a Castro un facsímil de “Geographia de Tolomeo” y el presidente le correspondió con una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre de madera.
Concluida la audiencia, salieron a la puerta del Palacio de la Revolución, que da a la plaza del mismo nombre, donde mañana el obispo de Roma oficiará una misa, último acto de su visita a Cuba.
En el acto se vio a Castro explicarle al Papa la plaza, en la que se alza el monumento al héroe de la independencia cubana, José Martí, famosa por la efigie a tamaño gigante del Che Guevara en la pared de uno de los edificios oficiales del lugar.
Benedicto XVI llegó a La Habana procedente de Santiago y tras visitar el santuario de la Virgen de la Caridad, en el poblado de El Cobre, donde se postró ante la patrona, a la que pidió por los presos, por las familias cubanas separadas y por Haití.”He suplicado a la virgen por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos de dificultad”, dijo el Papa en un saludo a los asistentes.
Poco después de que el Pontífice pidiera en el Santuario del Cobre que Cuba avance “por caminos de renovación y esperanza”, un vicepresidente de la isla recalcó en La Habana que el proceso de actualización del modelo económico socialista emprendido en la isla no incluye reformas políticas.”En Cuba no va a haber una reforma política, en Cuba estamos hablando de la actualización del modelo económico”, insistió el vicepresidente cubano Marino Murillo, al que Raúl Castro ha encargado la coordinación de ese plan de ajustes que ha abierto un pequeño resquicio a la iniciativa privada en el país.
Durante la segunda jornada de la visita del papa la disidencia insistió en sus denuncias sobre detenciones de opositores en los días previos y durante la visita papal.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) cifró los arrestos en más de 150, acusó al Gobierno de desconectar los teléfonos de activistas y exigió que se informe del paradero del joven que gritó “abajo el comunismo” antes de la misa de Benedicto XVI el lunes en Santiago.