I love NY, pero no su Semana Santa

¿Recuerda cómo eran los días sagrados en sus país? Pareja boricua los rememora

Esperanza Allende y su esposo Ángel Calderón extrañan la Semana Santa puertorriqueña.

Esperanza Allende y su esposo Ángel Calderón extrañan la Semana Santa puertorriqueña. Crédito: José Acosta / EDLP

El Bronx.- Todos los Sábados de Gloria, en su natal Loiza, Puerto Rico, Ángel Calderón, de 46 años, construía un Judas con un armazón de madera y hojas secas de guineo, lo plantaba en una esquina del barrio y junto a sus vecinos decía: “¡Qué muera Judas y viva Jesucristo!”, y le pegaba fuego.

Esta tradición de la que quema de Judas viene celebrándose desde hace cientos de años en varios países hispanos y aunque no tiene su origen en los evangelios (ya que Judas se suicidó ahorcándose), es un reflejo del repudio que sienten los creyentes por su traición al entregar a Jesucristo a los romanos.

Y cuando Calderón llegó a Nueva York hace siete años, descubrió con extrañeza que en la gran urbe no se seguía esta tradición, y que si por casualidad se atrevía a quemar un Judas en una esquina podía ser apresado y sometido a la justicia.

Esperanza Allende, de 67 años, esposa de Calderón, quien tiene dos décadas residiendo en Nueva York, dijo que ella más que nadie comprende la decepción de su marido, porque contrario a Nueva York, en Puerto Rico la Semana Santa se celebraba con mucha religiosidad y respeto a Dios.

“En casa de mi abuela esa semana no se barría la casa, sólo se le pasaba un paño al piso”, dijo Allende. “Y todo se cocinaba con coco, nada con aceite, y no se comía carne, pescado nada más, y la gente era más religiosa y le tenían más temor a Dios”, señaló.

Además, reveló Allende, en todo el vecindario se sentía el espíritu de la Semana Mayor, porque sólo se escuchaba música religiosa, el Viernes Santo nadie iba a trabajar, y la gente asistía al oficio de la misa y se reunía en casa para rezar y reflexionar sobre las enseñanzas de Jesucristo.

Pero en Nueva York, según Allende, la Semana Santa no se siente, “en los vecindarios la gente oye todo tipo de música, en vez de ir a la iglesia van a los bailes, comen carne y no guardan la tradición”.

Ante la imposibilidad de quemar a Judas, Calderón dijo que al menos trata de preservar algunas de las tradiciones de su pueblo, como no comer carne el Viernes Santo, ir a la iglesia y orar en familia.

“En los siete años que llevo aquí, he visto que aquí la gente no le da la importancia que se merece la Semana Santa, y uno de los problemas que veo es que la gente trabaja el Viernes Santo, en lugar de tomarlo para adorar a Dios y para recogimiento familiar”, dijo Calderón.

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