Mujer sin límites: Madre maravillosa

Pregúntale a cualquier madre cuál es la experiencia que más orgullo le ha hecho sentir y sin duda dirá: “mis hijos son mi gran orgullo”.

Y es que las noches en vela y todos los sacrificios que ha vivido son más gratificantes que cualquier meta alcanzada o fortuna acumulada. Ser madre es el trabajo más difícil pero a la vez el mejor del mundo.

Conozco detalladamente la impresionante historia de una señora que puede sentirse orgullosa de ser la mejor mamá. Esta mujer conoció a un joven viudo quien tenía tres hijos malcriados y desobedientes; una niñita de 11 años y dos varoncitos de 12 y 13. Aún así, decidió casarse y aceptó el reto.

No fue fácil comenzar una familia, de la noche a la mañana, con tres “diablitos” que la rechazaban, no la respetaban y la hacían sufrir. Cada noche antes de irse a dormir le pedía a Dios la fuerza para poder seguir criando a estos tres rebeldes, y los dos hijos propios que venían en camino.

Estoy segura que muchas veces se preguntó si había cometido un error en haberse metido con aquel viudo y su “paquete”.

Hoy día doy gracias a Dios que ella tuvo la paciencia y sabiduría de continuar luchando, pues la niña huérfana de 11 años, que ella crió, ¡era yo! Después de años de sacrificio, amor y dedicación, supo ganarse mi amor y crear un lazo familiar del cual se siente extremadamente orgullosa.

Quizás te preguntas: ¿qué motivó a esa mujer a continuar y no darse por vencida? ¡El orgullo de mujer!, que le recuerda que está capacitada para superar cualquier reto que llegue a su vida. Por eso, si estás enfrentando una situación difícil como madre, no te olvides que tú eres más fuerte de lo que imaginas y que el amor que sientes por tus hijos lo supera todo.

Reflexiona en todos los sacrificios que has hecho; cambiaste el delineador de ojos por ojeras, el pelo “planchado” por uno despeinado, noches de fiesta por trasnochar dando biberones y carteras de moda por bolsas para pañales. Pero cualquier trabajo que hagas por tus hijos -por más duro que sea- vale la pena. Sin duda, no tiene precio la satisfacción que sientes cuando tu hijo te dice lo que yo le digo a la mujer que me crió: “Te quiero mucho y estoy orgullosa de que seas mi mamá”.

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