Luvaldina Féliz: una vida criando niños

Dicen que ser madre es uno de los puestos de trabajo mejor pagados, porque el pago es puro amor, y esa riqueza de amor es la que Luvaldina Féliz dijo que ha recibido por dedicar toda una vida a la crianza de hijos, hijastros y hermanos.

Luvaldina Féliz.

Luvaldina Féliz. Crédito: José Acosta / EDLP

NUEVA YORK – Dicen que ser madre es uno de los puestos de trabajo mejor pagados, porque el pago es puro amor, y esa riqueza de amor es la que Luvaldina Féliz dijo que ha recibido por dedicar toda una vida a la crianza de hijos, hijastros y hermanos.

Féliz crió a sus hijos Xiomara, Rubén y Alicia Sánchez, crió a Jhonny Sánchez, hijo de su esposo Delfín Sánchez, y se hizo cargo de otro hijo de su esposo, Rafael, quien vivió con la familia cuando éste se fue a Santo Domingo a estudiar a la universidad.

El amor de madre de Luvaldina también alcanzó para cuatro de sus hermanos, Hilma Vázquez, y Digno, Nicolás y Jesús Féliz, a quienes crió junto a sus hijos e hijastros.

“Criar tantos muchachos me ha dado mucho felicidad”, aseguró Féliz. “Y todavía sigo siendo mamá, porque tengo nueve nietos que siempre están a mi lado”, señaló.

Féliz llegó a Nueva York con su familia en 1979, y de allí han salido muchos profesionales, entre ellos Rubén Sánchez, quien es profesor de secundaria, tiene dos maestrías en Literatura y es un destacado escritor, y Xiomara Sánchez, también graduada en Educación, quien trabaja en el Instituto de Estudios Dominicanos en el área de investigación.

Féliz dijo que su secreto para ser buena madre y criar niños triunfadores es “darle mucho amor, guiarlos por el buen camino, e inculcarles valores y el amor a Dios”.

Dijo además que hay que “enseñarles que la familia debe estar unida siempre, en los momentos buenos y en los malos, y quererse y tenerse amor”.

Según la mujer, aún los que no parió son para ella como sus hijos.

“Yo le decía a mis hijos que los hijos de mi esposo no eran sus medio hermanos sino sus hermanos, porque son como si fueran mis hijos. Todavía hoy ellos me visitan y me tratan como si yo los hubiera parido”, señaló.

La paciencia es otra de las virtudes de esta madre, y entre muchas de las anécdotas familiares Féliz cuenta que cuando ella cocinaba para toda la familia y, para los más “delicados”, tenía que preparar algún plato especial.

“Cuando cocinaba habichuelas negras, por ejemplo, Rubén de niño me decía: ‘Eso está sucio, no quiero eso, mami’. Y tenía que hacer otro tipo de habichuela para que comiera”, dijo la madre. “Yo siempre he sido una mujer muy hogareña, siempre he cocinado y atendido a mi familia, y eso me ha hecho feliz”, aseguró Féliz.

Hoy día Féliz tiene 63 años, reside en El Bronx junto a su esposo, cerca de la familia numerosa que ella crió.

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