Veterano de guerra: “Estamos causando más violencia”

Veterano de Irak y Afganistán explica por qué devolvió sus medallas de guerra

Alejandro Villatoro se unió a las fuerzas armadas estadounidenses después del 9/11, como muchos otros.

Alejandro Villatoro se unió a las fuerzas armadas estadounidenses después del 9/11, como muchos otros. Crédito: Fabiola Pomareda / La Raza

CHICAGO – Se contabilizan alrededor de 6,466 soldados muertos en Irak y Afganistán entre 2001 y 2012, sin contar aquellos que se han quitado la vida al regresar a casa. Como parte de las celebraciones del Memorial Day (Día de los Caídos) el presidente de Estados Unidos Barack Obama rindió homenaje a los hombres y mujeres muertos en combate. Dijo que la nación debe esforzarse por “ser una nación digna de su sacrificio” y prometió a los veteranos que “estaremos allí por ustedes” para asegurar que las tropas que están regresando a casa reciban los beneficios que merecen.

El discurso es escuchado por millones, incluso por aquellos que durante diez años se han opuesto a la guerra y por quienes estuvieron en ella.

Alejandro Villatoro se unió a las fuerzas armadas estadounidenses después del 9/11, como tantos otros; pero hoy, después de 11 años en el ejército, el joven explica por qué cree que la ocupación en Afganistán no ha servido de nada y cuál ha sido su experienia desde que regresó a Chicago.

Villatoro es uno de los casi 50 veteranos que el domingo pasado devolvieron medallas con las que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) les honró por servir en la llamada “Guerra global contra el terrorismo”, lo que ellos consideran “una guerra basada en mentiras y políticas falsas”.

Villatoro, de 29 años, fue desplegado a Irak en el 2003 y a Afganistán en el 2011, como parte de la armada de reserva. El 20 de mayo participó en la gran marcha masiva organizada por el grupo Irak Veterans Against War (IVAW), que culminó con una ceremonia a pocos pasos del centro de convenciones de McCormik Place, donde lanzaron sus medallas por sobre una cerca de metal en el perímetro de seguridad.

Ese fin de semana se realizaban allí las reuniones de jefes de estado y ministros de defensa de los países aliados a la OTAN.

En entrevista con La Raza, el joven explicó que devolvió su medalla de la OTAN “porque no hemos cumplido la misión de ganar los corazones y las mentes de los ciudadanos afganos” sino que más bien “las cosas están peor”.

Villatoro, nacido en Estados Unidos, pero de madre mexicana y padre guatemalteco, se refirió a las ideas y conceptos falsos que les inculcan a los reservistas.

“Voy a regresar la medalla de la Guerra contra el terrorismo” porque no existe el terrorismo. Estamos repitiendo la historia como con el comunismo cuando estaban acusándose unos a otros por ser comunistas, invadiendo países como Guatemala en Centroamérica, o otros en Asia”, dijo.

A continuación, un extracto de la entrevista, realizada frente al monumento a los Veteranos de Vietnam, en Chicago.

-Cuál fue tu experiencia con la guerra?

“Cuando regresé la primera vez fue cuando empece a educarme sobre la guerra en Irak, leyendo archivos, historia, periódicos y las alegaciones de que no había ninguna evidencia que eso tuviera una relación con Al Quaeda y es cuando encontré a IVAW y empecé a hablar en público contra la guerra, por las mentiras y falsos conceptos que nos dieron para invadir Irak. Cuando me enviaron a Afganistán no estaba seguro de si quería ir. No quería ser parte de otra guerra cuestionable”.

-Consideraste apelar al derecho de objeción de conciencia?

“Sí podía apelar objeción de conciencia y estaba pensando aplicar pero el proceso toma mucho tiempo, aproximadamente un año. Al mismo tiempo mis compañeros soldados que estaban bajo mi mando me pidieron que me uniera a ellos porque confiaban en mí y yo quería asegurarme que estaban bien entrenados…, creo que quería ser parte de la solución de ganar los corazones y las mentes de los afganos. Desafortunadamente no muchos soldados creen en esa misión. Muchos eran veteranos de Irak y trajeron las viejas tácticas donde no había reglas de compromiso. O sea, no se pueden ganar los corazones y mentes de las personas atacándolas con ‘drones’ (vehículos aéreos no tripulados usados para combate)”.

-Cuál era tu trabajo allá?

“Mi trabajo era inspeccionar todo el cargamento proveniente de Pakistán.Trabajaba con una compañía de seguridad privada que contrataba muchos afganos, sobre todo del norte y de diferentes clanes y todos coincidían que la principal preocupación eran los empleos y eso no es lo que están haciendo. El nivel de pobreza es muy serio y el nivel de educación está en lo más bajo, es uno de los peores del mundo y hemos estado allí 10 años sin poder llevar una solución”.

-Crees que la oupación ha servido de algo?

“De los 60 hombres con los que estaba trabajando, sólo como tres podían leer y escribir. Cómo pueden ellos tomar cargo? No hemos provisto educación a los niños; muchos de ellos tienen que ir a Pakistán a educarse o a Kabul, y eso es como a dos horas de distancia. La mayoría de la población de Afganistán está en las zonas rurales y no en la ciudad y es donde son más vulnerables y la misión de nosotros era llegar a ellos y tratar de ganar la confianza pero lamentablemente con los eventos que han pasado, han perdido esa confianza. Ya no creen que estamos tratando de traer paz. Nosotros no lo podemos hacer. Los soldados estamos entrenados a matar. A buscar un enemigo y eliminarlo, no a hacer misiones humanitarias”.

-A ti como ser humano qué te han dejado estos años? Cómo te sirvieron?

“Me arrepiento de haberme metido en el ejército pero al mismo tiempo me dio la oportunidad… la tragedia de la guerra no beneficia nadie”.

-Cuando regresaste, cuáles eran tus necesidades?

“Una, tratar de averiguar cuáles eran los problemas personales que tenía yo. Me acababan de diagnosticar con síndrome de estrés post-traumático, desorden de ansiedad y depresión. Estaba sufriendo de depresión desde que fui a Irak y después de que regresé y hasta ahora. La razón es por sentirme culpable por participar en estas atrocidades, por causar más de un millón de personas muertas”.

-Desde que regresaste, dónde has recibido ayuda para lidiar con esto y para conseguir empleo?

“Por ahora aún no he encontrado empleo; estoy asistiendo al VA hospital y es un proceso un poco lento. Cuando me diagnosticaron con PTSD me tomó como cuatro o cinco semanas hacer una cita con una persona profesional, psiquiatra, entonces tuve que ir a ver un trabajador social una o dos veces a la semana, dependiendo de mi estado”.

-Crees que fuiste más afortunado que otros de tus compañeros?.

“Sí, me siento afortunado que regresé casi sano pero he perdido muchos amigos que se convirtieron en hermanos y que han pagado ese precio que no creo que valió la pena, no era necesario. Estamos causando más violencia y estamos causando que la gente esté en contra de nosotros”.

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