Otro freno a repartidores en bici
Las cosas se pueden poner más difíciles de lo que ya están para los repartidores comerciales que utilizan la bicicleta en Nueva York.
NUEVA YORK/EDLP – Las cosas se pueden poner más difíciles de lo que ya están para los repartidores comerciales que utilizan la bicicleta en Nueva York.
El Concejo Municipal está estudiando incrementar la multa actual de $100 por pedalear en las aceras, una medida que estaría especialmente dirigida contra los repartidores ciclistas, quienes -según el Departamento de Transporte de Nueva York- están abusando demasiado de esta práctica.
La medida se sumaría a la campaña del Departamento de Policía (NYPD) iniciada el año pasado y reforzada a principios del presente para estar más severos ante las infracciones de tráfico cometidas por ciclistas, que ya se ha dejado notar, según cuentan los propios repartidores.
“Sí, se nota mucho que la policía está más detrás de nosotros últimamente”, aseguró Jorge González, repartidor de un establecimiento de “Domino’s Pizza” de Harlem. “Me han puesto incluso multas de más de $100 por no llevar la luz de atrás en la bicicleta, algo que no me había pasado nunca”, agregó.
La posición de los miembros del Concejo que apoyan la medida es que los repartidores están poniendo en serio peligro la seguridad de los transeúntes.
“Los ciclistas comerciales circulan por las calles y las aceras como si fuese el Salvaje Oeste, y eso se tiene que acabar”, declaró James Vacca, presidente del Comité de Transporte del Concejo. “Muchos de ellos no tienen consideración por la seguridad de los peatones y por ello la Ciudad tiene que tomar la responsabilidad de protegerlos”.
Los repartidores argumentan que en ocasiones no tienen otra opción que resguardarse en las aceras.
“En esta ciudad hay tanto tráfico y tantos cruces peligrosos en los que no sabes por dónde te puede venir un carro, que a veces no tienes otra que echarte a la acera”, relató Ismael García, repartidor de la cadena “Subway”. “Pero yo, cuando lo hago, bajo siempre mucho la velocidad y guardo mucho respeto por la gente que camina”, acotó.
Las grandes empresas de comida a domicilio, como las anteriormente nombradas, suelen proveer en general a sus repartidores con cascos y otras medidas de seguridad. Algo que no siempre ocurre con los pequeños restaurantes, que normalmente no costean los cascos amparándose en que la ley en Nueva York sólo obliga a llevarlos a los ciclistas menores de 14 años.
“Le pedí un casco a mi patrono y me dijo que si lo quería me lo tenía que comprar yo”, dijo un repartidor de un restaurante dominicano de Washington Heights, que habló con este periódico a cambio de que no se publicara su nombre ni el del establecimiento, por temor a perder su trabajo.
La Comisionada del Departamento de Transporte de la Ciudad, cabeza visible del organismo público desde donde surgió la iniciativa de incrementar las multas, entiende la presión a la que se ven sometidos los ciclistas comerciales , aunque cree también que la seguridad de los peatones es lo primero.
“El problema es que la gente en esta ciudad quiere que la comida le llegue rápidamente y no están dispuestos a esperar diez minutos más por ella”, dijo la comisionada Janette Sadik-Khan.