#Yo soy 132: más allá de elecciones
GUADALAJARA, México.– “Esto no se va a quedar aquí, queremos vigilar al que gane la Presidencia”. Juan Carlos Gutiérrez, dirigente regional del Movimiento #Yosoy132 se seca el sudor de tres horas de marchar por las calles de esta capital del estado de Jalisco, sede del segundo debate entre los candidatos presidenciales y mira de reojo a sus compañeros.
“El pueblo se cansa de tanta pinche transa (corrupción)”, gritan con fuerza los muchachos, unos 7,000 según sus propios cálculos, que han dejado boquiabierta a la sociedad local caracterizada por su pasividad que preocupaba a más de uno.
En agosto de 2011, tras la muerte de 53 personas – la mayoría mujeres- en el incendio del casino Royale de Monterrey, provocado por sicarios, sólo 17 personas protestaron en Guadalajara, a pesar de una reiterada convocatoria de organizaciones civiles al rechazo a la violencia.
Contra todas las expectativas, ayer los muchachos se levantaron del letargo y llenaron las calles de gritos y mensajes plasmados en cartulinas blancas que coincidían en el mensaje central del movimiento: no a la manipulación de la información de las dos cadenas de televisión privada en México que controlan el 94% de la audiencia y han apoyado abiertamente al candidato de la alianza Compromiso por México, Enrique Peña Nieto.
“No a la telebancada”, “´Pare de sufrir, no vote por el PRI”, “Peña Nieto, México no te quiere”, “Disculpe las molestias, estamos tratando de cambiar al país”, “Vota informado”.
El histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó México por 72 años impulsa en alianza con el Partido Verde al ex gobernador del estado de México (2005 y 2011).
A su paso por los túneles de la Avenida Mariano Otero, el eco retumbaba y encendía los ánimos hasta los saltos como niños en la cama: “el que no grite es Peña, el que no grite es Peña”.
Los organizadores explican el sesgo político a pesar de su intento por mostrarse como un proyecto sin partido: no pueden olvidar el motivo que dio origen a #Yosoy132 en mayo pasado cuando las televisoras públicas calificaron de falsos estudiantes “porros” a jóvenes de la jesuita Universidad Iberoamericana que repudiaron al aspirante de Peña Nieto en un evento proselitista.
“Nosotros estamos en contra del autoritarismo, la corrupción, la manipulación del poder que representan todos los partidos, pero es el PRI (Partido Revolucionario Institucional) quien hizo ese sistema que es hoy el fondo de los problemas del país”, dice Gutiérrez, estudiante de letras hispánicas de la Universidad de Guadalajara.
Lo sigue Carlos Estrada, egresado de ingeniería del católico Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), quien es parte de una célula de treintañeros que se sumaron a los jóvenes todavía en formación.
“Hay instituciones que ya no funcionan en México y es claro que urge una participación ciudadana para presionar a los políticos a hacerlas en serio: al Instituto Federal Electoral lo controlan los partidos, al Congreso unos cuantos líderes, los consejos ciudadanos que supuestamente vigilan a los funcionarios son una fachada y es tiempo de que los ciudadanos exijamos más”.
“No nos mires únete”, corearon los manifestantes a los transeúntes curiosos, a automovilistas que tocaban el claxon a una masa que representaba a todas las clases sociales.
Había jóvenes vestidos al estilo Bob Marley con rastas hasta la cintura, admiradores de Fidel Castro con uniforme verde olivo, chicos de traje o tatuados; con paliacates en la cabeza o sombrero de campesino de la época revolucionaria, seguidores del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, guapos de mezclilla, jovencitas de minifalda y perro con correa, ciclistas, motociclistas, emos, trovadores, aficionados al fútbol, actrices, abuelos y padres de familia con carriola y bebés en brazos.
Después de cinco kilómetros de recorrido llegaron al Parque de las Estrellas, a unos pasos de la sede del debate presidencial.
No lograron instalar las pantallas de televisión para ver el evento en grupo, con gritos y críticas, pero algunos caminaron un poco más hasta la plaza Expo Guadalajara que daría albergue a los candidatos y volvieron a gritar: “El Pueblo, unido, jamás será vencido”.
Las movilizaciones de los jóvenes se presentaron en prácticamente todas las ciudades más grandes del país, como la del Distrito Federal, donde los estudiantes marcharon por las calles principales para recordar la matanza del “Halconazo”, cuando agentes encubiertos del gobierno de Luis Echeverría asesinaron a una docena de estudiantes en 19711.