Mujeres desnudas se convierten en museos itinerantes
Un artista busca democratizar el arte llevándolo a la piel.
Ginebra (EFE).- Una obra de Picasso pintada en el cuerpo desnudo de una mujer suiza que se pasea por las calles de Basilea o un Klimt en el torso de una esbelta alemana dejándose admirar en Colonia son algunos de los ejemplos de cómo el artista guatemalteco Fernando Morales de la Cruz pretende “democratizar” el arte.
El arte “debería” unir a la ciudadanía en lugar de segregarla y los museos “tendrían” que ser espacios públicos y de acceso universal.
Ante la constatación de que estos preceptos no se cumplen integralmente, Morales de la Cruz “pasea” obras maestras en los cuerpos de voluntarios desconocidos.
“Mi estrategia es que el arte una a la ciudadanía en lugar de que la segregue. Para ello es necesario sacar el arte de los museos porque aunque la mayoría son públicos, siguen siendo lugares excluyentes”, afirmó Morales en una entrevista con Efe.
El artista se lamenta de que las obras expuestas o guardadas en los museos son patrimonio universal de la Humanidad, y sin embargo, “sólo son disfrutados por muy pocos”.
Nacido hace 51 años, el artista considera que los museos “no están diseñados para ser centros educativos, ni lugares de inspiración, como deberían”, por ello cree que es necesaria una campaña para que los ciudadanos se reapropien “del arte”.
Para ello ha creado “ItiMa” (The Itinerant Museum of Art) y en su seno el proyecto “The Living Art Collection”, que “libera las pinturas de sus marcos, saca a los museos de sus cajas. El arte vuelve a la vida en una entidad en movimiento”, explicó.
“Estamos creando una plataforma para la gente del siglo XXI, sin ninguna discriminación de ninguna forma, utilizando todas las formas de creación”, afirma el artista para justificar que el cuerpo humano es el formato ideal para mostrar una obra maestra.
“Cada ser humano es un objeto de arte más valioso que cualquier otro objeto”, agregó.
Otro de los aspectos que caracterizan su “obra” es que las piezas son únicas en el tiempo y en el espacio, es decir, que el cuerpo de la mujer o el hombre que lo expone servirá una sola vez en un lugar específico y, en muchos casos las “telas vivientes” lo son por casualidad.
“La chica de Basilea la vimos en un tranvía, nos aproximamos, le comenté nuestro proyecto, y aceptó encantada. Nos explicó que ella se había sentido discriminada por ‘ser diferente’ y que estaba feliz de participar en un proyecto que luchaba contra la discriminación”, explicó.
“Exactamente lo que quería Van Gogh, que le aceptasen tal y como es”, apostilló.
De hecho, Morales considera que las obras de arte se han convertido, de alguna forma, en una moneda, como los dólares, los euros o las libras, que se adquieren y se guardan “en colecciones privadas hasta el momento que su propietario necesite liquidez y las venda”.
Morales considera que ItiMa tiene la capacidad de “atravesar fronteras, de proteger y defender la libertad de expresión, y luchar por la igualdad social y la diversidad”.
Es por eso que sigue buscando artistas en diferentes lugares del mundo -Bonn, Berlín, Madrid, París-, expertos de éste o aquel pintor, para que pinte en cuerpos desnudos las obras maestras que la mayoría admira “pero que muy pocos pueden apreciar”.