Estados renuentes a Obamacare podrían sufrir un revés

Los gobiernos estatales que opten por oponerse a la expansión de Medicaid podrían ver cómo sus recursos para salud se ven disminuidos.

Washington.- Para el Gobernador Rick Perry decirle “no” a la reforma de salud podría significar rechazar a hasta 1.3 millones de texanos, casi la mitad de la gente desprovista de seguro, quienes podrían ser elegibles para tener cobertura en su estado.

El Gobernador Chris Christie no sólo estaría diciéndole “no” al presidente Obama, sino a aproximadamente 245, 000 residentes de Nueva Jersey sin seguro de salud también.

El reciente dictamen de la Suprema Corte le dio a los gobernadores flexibilidad para rechazar lo que algunos republicanos conocen como “Obamacare”. Pero esto también tiene un lado malo.

Los estados que rechacen la expansión de Medicaid se arriesgan a marginar aún más a sus residentes de bajos ingresos que no tienen seguro médico dentro de un “hoyo de dona” similar al que rezaga a varios adultos mayores respecto a Medicare.

Medicaid es un programa federal de salud gigantesco enfocado hacia los pobres, que ahora cubre mayoritariamente a niños, madres y personas con discapacidad. La expansión proyectada en la reforma de salud de Obama originalmente proyectaba incluir un estimado de 15 millones de personas sin seguro y de escasos recursos, principalmente adultos sin hijos, quienes actualmente no son elegibles en la mayoría de estados. Washington tomaría la totalidad del costo durante los primeros 3 años, con la porción federal reduciéndose al 90% en el cuarto año. La expansión de Medicaid representa la mitad de la cantidad total de personas sin cobertura de salud previstas en la ley.

Si cada estado rechazara la expansión de Medicaid “escenario posible bajo el dictamen de la Suprema Corte”; algunas personas de bajos ingresos aún podrían ser tomadas en cuenta por otras opciones de cobertura diseñadas para ayudar a las clases medias.

Sin embargo, casi 11.5 millones de personas sin cobertura por debajo de la línea federal de pobreza serían dejadas a su suerte en una nueva brecha de cobertura, de acuerdo a estimados recientes del Urban Institute. Eso trae a la mente el tristemente célebre “hoyo de rosquilla” para el programa de beneficios de medicamentos de prescripción, en el cual los adultos mayores con altos costos de medicinas se encuentran pagando ellos mismos su cobertura la mayor parte del año.

Aquellos que caen en la nueva brecha no podrían calificar en Medicaid en sus estados y tampoco podrían ser elegibles para seguros de salud privados subsidiados en nuevos mercados estatales que la reforma de Obama denomina intercambios.

Infantes de bajos recursos y madres continuarían teniendo cobertura a través de Medicaid. A partir de 2014, millones de personas sobre la línea de la pobreza adquirirían seguro de salud privado a través de nuevos intercambios. “Pero después tenemos este grupo en el medio que no tiene nada”, dijo Matt Salo, director de la National Association of Medicaid Directors. Dicha organización no toma ninguna postura sobre lo que deberían hacer los gobiernos estatales.

Las cosas solo se enredan más a partir de ahí.

Muchos estados bien podrían sobrellevar la expansion de Medicaid.

“Esto representa bastantes dólares federales que llevarán a mucha gente a tener cobertura de salud”, comentó Salo. Lo que significa que los impuestos federales que se recauden en estados que rechazan la expansión estarían ayudando a subsidiar la cobertura en otros lugares.

Los hospitals en los estados que rechacen la expansión también serían afectados con cortes programados en la ley bajo el supuesto de que todos los estados aceptarían la reforma de salud y menos gente necesitaría cuidado caritativo.

“Tú aún estarías pagando la expansión de la cobertura pero no obtendrías los beneficios de ella”, declaró Herb Kuhn, presidente de la Missouri Hospital Association. “Así que tú como estado exportarías tus dólares hacia otro estado. Si tú tienes algún estado limítrofe que sí aceptó la expansión, entonces le estarías mandando tu dinero a tu vecino”.

Missouri se está decantando contra la expansión. Desde el veredicto de la Suprema Corte el mes pasado, líderes republicanos en al menos 10 estados han indicado que rechazarán la expansión de Medicaid. Ellos argumentan una serie de razones, falta de confianza en que Washington cumplirá sus compromisos financieros a largo plazo y años de frustración con los mandatos de Medicaid que limitan las opciones de los estados y que le quitan costos al gobierno federal en detrimento de las administraciones estatales.

No obstante otras autoridades estatales dicen que estudiarán sus opciones y esperarán hasta las elecciones de noviembre para decidir. Si el republicano Mitt Romney llega a la Casa Blanca y comienza a echar atrás la reforma de Obama, los estados rebeldes no tendrían que experimentar el “hoyo de rosquilla”. Pero todos estos cálculos colapsarían si Obama es reelegido y su legislación comienza a verse cada vez más como un trato hecho.

Si eso ocurre, algunos expertos esperan que los estados que hoy rechazan la medida intentarán llegar a acuerdos con el gobierno federal, intentando pescar concesiones sobre la expansión misma o por el resto de los programas de Medicaid.

“Una de las cosas que ocurre en casos como éste son los acuerdos negociados con estado específicos”, dijo Dan Mendelson, presidente de Avalere Health, una firma de análisis para la industria de los seguros de salud y para clientes gubernamentales. “Lo que yo espero que ocurra es que el gobierno federal será más flexible y permitirá a los estados hacer la expansión en formas que les ajusten”.

Es difícil ver eso ocurrir ahora. Oponentes a la reforma de salud están más reacios que nunca, incluso después de que la Suprema Corte mantuvo la mayoría de las provisiones de la legislación, incluyendo el mandato de que los estadounidenses deben adquirir seguros de salud o pagar una multa.

“No seré parte de la socialización de la seguridad social y de poner a mi estado en la bancarrota lo que está en contradicción directa con la Constitución y sus principios fundacionales de gobierno limitado” comentó el gobernador de Texas Rick Perry la semana pasada.

Cerca de una cuarta parte de los residentes de Texas carecen de seguridad de salud, el porcentaje más alto entre todos los estados.

Pero John Hawkins, quien cabildea para la Texas Hospital Association, dice que su grupo no le dará carpetazo al asunto.

“Le hemos dicho al gobernador que estamos dispuestos a continuar la discusión,” dijo Hawkins. “Es difícil imaginar cómo vas de aquí hacia allá sin acceder a los fondos federales en algún momento”.

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