Mexicanos arden con la fiebre dorada
Dos goles contra uno fue el marcador del juego México contra Brasil que desató la euforia en los vecindarios latinos de la Gran Manzana.
Nueva York – Los mexicanos en Nueva York afinaron la garganta y desde el corazón lanzaron gritos de triunfo que estremecieron las calles de la ciudad, luego de que su selección conquistará la medalla de oro en el torneo de fútbol varonil de los Juegos Olímpicos Londres 2012.
Pero el festejo de la histórica victoria no fue exclusivo de los mexicanos. Otras diásporas se unieron en la celebración que dejó a los brasileños con un amargo sabor de boca.
Dos goles contra uno fue el marcador que desató la euforia en vecindarios latinos de la Gran Manzana.
En Queens, un grupo de unos 20 mexicanos tomaron la esquina de la calle 89 y la Avenida Roosevelt y con matracas en mano, entonaron su himno nacional y la famosa canción de José Alfredo Jiménez, “El rey”.
Con las populares frases “¡si se pudo!” y “¡qué viva México!”, los aficionados de hueso colorado despertaron el espíritu futbolero de los automovilistas, quienes pitaban a todo volumen para unirse a la celebración.
Los grandes sombreros, ruidosas trompetas y banderas al aire se apoderaron de las calles y restaurantes la Avenida Roosevelt.
“Estamos bien felices y orgullosos. El equipo azteca se esforzó por darnos la victoria. El gol de Oribe Peralta nos dio esperanza desde el primer momento”, dijo Amador Castro, residente de Jackson Heights.
Portando con orgullo la camiseta verde, el aficionado de 32 años opinó que la selección brasileña estuvo desconcentrada desde el inicio del partido.
“El primer gol del Tri le puso presión a los brasileños. La alineación mexicana hizo un buen frente y la green-yellow no pudo atravesarla ni de broma”, expresó Castro con emoción.
En las inmediaciones de la Avenida Steinway, área conocida por su gran comunidad brasileña, la tristeza se sintió en las calles por el resultado del aguerrido partido.
Algunos brasileños calificaron como inesperada la derrota. Mafer Coentrao, cliente del restaurante Point Brazil, en la calle 31, esperaba otro final.
“Muchos estábamos listos para celebrar, pero México nos arruinó el fin de semana”, expresó con una fuerte carcajada. “Resignación, sólo eso nos queda. Mi selección subestimó el fútbol mexicano, no estaba preparada, no jugó con corazón”.
El portugués Armindo Cordeiro, de 46 años, comentó que “por los menos un equipo latino ganó”.
El triunfo mexicano fue motivo de orgullo y hermandad latinoamericana en las calles de Nueva York.
Aunque el salvadoreño Otoniel Majano estaba atendiendo a sus clientes en su puesto del mercado de la granja de Borough Hall, Brooklyn, no perdió ni un minuto de la acción. Su hermano y su hijo lo llamaban a cada rato para contarle paso a paso lo que ocurría y antes de partir se cercioró de dejar grabando el partido para verlo con calma en la noche.
“Soy salvadoreño, pero siempre me ha gustado el juego de México”, dijo el vendedor. “Defensa y un excelente portero es lo más importante y ellos los tienen”.
Carolina Ledezma contribuyó con esta nota.