Un aniversario de lucha

Hoy día, 15 de agosto, se cumplen seis años desde el día en que entré en santuario en mi iglesia en Chicago. De esa forma, afirmé el derecho de mi hijo como ciudadano estadounidense de permanecer en aquel país, y de tenerme a mi para guiarlo. Antes de que entrara en el santuario, donde permanecí un año entero, habíamos organizado a la Familia Latina Unida, y cientos de miles habíamos marchado y protestado en todo el país para ganar del Congreso de los Estados una reforma migratoria integral.

Cuando al fin quedó claro que ninguna legislación de tal índole podría ser aprobada en el Congreso, la Familia Latina Unida organizó una manifestación de 80,000 personas en Chicago para exigir una moratoria, parando todas las deportaciones hasta que el Congreso aprobara las reformas que exigíamos. Fue esa demanda para una moratoria, junto con mis sueños y esperanzas para mi hijito, lo que me decidió desafiar al gobierno federal y entrar en el santuario.

Un año después, el 11 de agosto de 2007, salí del santuario con el fin de presentar el caso de nuestras familias y nuestros hijos a la nación. Fui arrestada en Los Ángeles, California, después de haber tomado la palabra en varias iglesias: Por segunda vez, llevada arrastrada delante de mi hijo por varios contingentes de agentes armados del ICE (Migra). Gracias al respaldo que recibí del movimiento, nomás me deportaron en lugar de meterme en la cárcel por 20 años que me habían amenazado.

De aquel entonces hasta hoy, cada 15 de agosto he pensado de estos años tempranos de nuestro movimiento.

En México, encontré el otro lado del asunto de migración. Aquí observé cómo cientos de miles de familias migrantes centroamericanas se encuentran victimizadas por el asalto, el rapto, y el asesinato en su peregrinaje al norte. Descubrí que el gobierno estadounidense había presionado al presidente de México para que no ofreciera protecciones, que habíamos ganado en la legislatura mexicana, a estos migrantes, para así frenar el flujo de éstos, sometiéndolos a la violencia de los narcotraficantes.

La Familia Latina Unida seguía luchando para una moratoria, al igual de miles de otras personas. El 15 de agosto del año pasado, el presidente Obama cambió su posición al aceptar que como presidente, goza del poder de poner alto a la mayoría de las deportaciones.

Ahora, casi un millón de personas que llegaron a los Estados Unidos antes de cumplir 16 años de edad, y que aun no han cumplido 31, pueden solicitar un aplazamiento de deportación y un permiso de trabajar. Miles de otras personas, que tienen hijos que son ciudadanos estadounidenses, se encuentran protegidos de la deportación, y les cerrarán sus casos si son detenidos. En parte, hemos ganado la moratoria.

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