Medicina al día: Haga ejercicio
Hay buenas razones para hacerlo, además de las obvias como mantener un vientre plano y muslos más firmes.
1.– Según un estudio publicado en el British Medical Journal, mientras más caminemos durante el día, menos posibilidades tenemos de desarrollar diabetes tipo 2. Las caminatas diarias ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina, especialmente cuando se camina mínimo una milla diaria cinco veces a la semana. ¿Le parece mucho? Camine en un parque para que además de ejercitar los músculos, relaje la mente.
2.– La obesidad y la vida sedentaria son factores de riesgo para contraer cáncer en las mujeres, aumentando las posibilidades hasta en un 39%, según la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention.¡Así que a moverse y a adelgazar!
3.– El ejercicio y la consecuente pérdida del exceso de peso disminuyen considerablemente los síntomas del reflujo gastrointestinal, según informan investigadores de la Clínica Mayo.
4.– Y uno extra: según una investigación realizada en la Universidad de Illinois, las personas que caminaron 40 minutos tres veces a la semana durante un año, experimentaron un aumento significativo de conectividad cerebral, por lo que mejoró su capacidad de memorizar y relacionar ideas.
Así que si está sentado(a) ante el televisor, ¡apáguelo!, póngase un calzado de ejercicio y entre en acción.
Los síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden mejorar si tiene hábitos saludables.
Esta enfermedad neuro-degenerativa, se asocia con problemas del movimiento, aunque también afecta la función cognitiva y las emociones.
Es la enfermedad neurológica más común después del Alzheimer y aparece por lo general en adultos mayores. También es más común en los hombres y en quienes tienen historial familiar de este enfermedad.
El Centro Médico de la Universidad de Maryland aconseja por ejemplo:
Llevar una dieta sana y ejercitarse regularmente.
Descansar y tratar de dormir suficiente.
Evitar el estrés.
Considerar la posibilidad de hacer terapia física, terapia del lenguaje o terapia ocupacional.
¡No se desanime! No deje que la depresión acompañe esta enfermedad. Busque el apoyo de su familia o de grupos especializados para poder enfrentar los retos que trae esta condición.