Sandy a más de 30 días

El huracán en el primer mundo.

Recuerdo que de pequeño, en México existía una revista que leía afanosamente mi padre, llamada “Duda”. La idea, según su línea editorial, era hablar de ovnis y noticias alternativas. Si vamos más a fondo en la memoria, está aquélla nota durante el apagón de Nueva York, en el que inexplicablemente se habían visto algunos Ovnis sobre Manhattan durante 1965. Hasta la revista LIFE habló sobre ellos.

Para mis primeros años, no atinaba siquiera saber dónde estaba Manhattan ni mucho menos el tamaño de sus edificios, pero trataba de imaginarme cómo era una ciudad completa sin electricidad. Y con Ovnis.

El huracán Sandy trajo para mi el apagón de al menos media ciudad, pero no vi ningún Ovni. Tampoco vi el huracán: estuve dando una conferencia en Houston el tiempo suficiente para no poder acercarme siquiera a mi apartamento en Brooklyn.

Cuando logré llegar cuatro días después del “meteoro” a Newark, New Jersey, lo primero que me vino a la mente fue mi referente inmediato con el huracán Paulina en Acapulco, y de la colecta de víveres y suplementos que se hizo en cualquier punto de la Ciudad de México.

Lo segundo que vi, fue una ciudad de primer mundo semi destruída y completamente desordenada: autos perdiendo la cortesía sin semáforos, filas interminables para racionar gasolina, gente comprando cosas inútiles para “sobrevivir” sin guión preparado.

Las autoridades hicieron su mejor esfuerzo tratando de evacuar a la gente y dando lugares de cobijo ante la catástrofe antes de que todo sucediera, pero ni siquiera ellos mismos sabían de la magnitud del desorden que pasaría después.

Visitar una calle o barrio sin luz es una cosa, y tener la mitad de la ciudad sin energía es otra: ¿cómo hacer llegar el agua a tu departamento en el piso 21? ¿cómo bajar a comprar algo de comer, y luego subirlo? ¿y los pesados contenedores de agua? ¿cómo llamar a alguien para pedir ayuda, saludar, o al menos decirle que te sientes solo?

Pesadillas de las noches después de Sandy: ¿me van a robar? ¿qué hago para mantenerme caliente durante la noche? ¿cómo entretener a la familia?

Historias hay muchas, pero ninguna que te diga “qué hacer en caso de…” Que se quede como lección y el recordatorio que la naturaleza es más poderosa que cualquier cosa que invente el hombre, así sean poderosos e “inteligentes” rascacielos en una de las ciudades más videofilmadas del mundo.

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