El sacrificio de una enfermera

Nueva York — Tina Torres, una enfermera de 41 años, dejará de lado la celebración del Año Nuevo para acudir a temprana hora a la sala de parto del Hospital Woodhull Medical Center, de Brooklyn, en donde colabora hace 13 años.

La puertorriqueña, madre de cuatro hijos, recuerda con alegría el parto de una joven mexicana -el primero de enero de hace dos años- que resultó ser unos de los más difíciles por las largas horas de labor, pero concluyó en una grata sorpresa.

“La pareja esperaba un niño, y lo recibirían con ropa y accesorios color azul, pero nació una niña. Toda la familia estaba asombrada y al mismo tiempo feliz”, comentó Torres. “La madre me preguntó: ‘¿estás segura de que es mi hija?'”.

Tina indicó que luego de algunos años como trabajadora social, decidió cambiar de profesión y dedicarse a la enfermería en la sala de parto, con el afán de ser parte en el milagro de una nueva vida. En un principio, su familia no entendía porque tenía que trabajar en fechas tan especiales como Navidad o Año Nuevo.

“Mis hijos más pequeños ahora saben que otras familias necesitan del personal médico, y que ayudar es un labor muy noble que se debe hacer con amor”.

La enfermera comenta que en el hospital, el Año Nuevo se celebra con flores que familiares obsequian a las madres que dieron a luz, además de comida casera y dulces que comparte el equipo médico.

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