Regresa la diosa a LA
Margarita vuelve a Los Ángeles convertida en toda una deidad de la cumbia, con su banda, y nos invita al anfiteatro Gibson a disfrutar de sus canciones (y a bailar entre butacas)
Margarita, la diosa de la cumbia, guarda un breve silencio cuando se le hace la impertinente pregunta de qué talla de ropa usa.
“No tengo talla. Soy talla de ‘gordibuena'”, responde inteligentemente la intérprete colombiana, y luego agrega: “Estoy contenta como soy; me acepto y soy muy feliz así”.
La cuestión vino al caso porque la voz más famosa que tiene la cumbia contaba que cuando se lanzó como solista le costó mucho abrirse camino con los kilitos que tiene de más.
“Pero el talento, gracias a Dios, se tiene que imponer. Ahora soy una mujer respetada y capaz de comandar una big band”, dijo la cantante, cuyo nombre de pila es Margarita Vargas Gaviria.
Y vaya big band. La artista es la líder de un grupo de 43 personas, entre las que hay músicos, bailarines y coristas. Y todo este equipo viene a Los Ángeles este sábado para actuar por primera vez en el anfiteatro Gibson.
No es, sin embargo, la primera vez que Margarita viene a la ciudad a cantar. Hace un par de décadas estuvo por acá infinidad de veces haciendo giras por todo el país como parte de la Sonora Dinamita, agrupación también de cumbia de la que era la vocalista. Pero era solo eso, la cantante de una famosa banda musical mexicana.
Esto duró hasta que la artista decidió independizarse. Sus credenciales ya estaban probadas: con la Sonora logró una gran cantidad de éxitos, como Que nadie sepa mi sufrir, Capullo y Sorullo y Oye. En 1990 decidió dar el gran paso y fue su disquera la que bautizó con el mote de “La diosa de la cumbia”.
Su carrera, que ya sobrepasa las tres décadas, desde que amenizaba fiestas privadas en Colombia, empezó profesionalmente en México cuando un productor de ese país la escuchó cantar y la invitó a grabar con la Sonora Dinamita.
El éxito de Margarita fue inmediato en esa nación, donde la cumbia es uno de los ritmos más populares. Entonces la contrataron para hacer giras, y desde entonces, hace 27 años, vive en México.
Atribuye su vigencia y popularidad a su peculiar voz, pero sobre todo a que cree que los colombianos tienen en la sangre el tono perfecto para interpretar la cumbia.
“No podría decir exactamente a qué se debe el éxito de Margarita”, dijo la intérprete en una conversación telefónica desde Ciudad de México. “Más bien creo que son varias cosas; soy muy sencilla, soy muy entonadita, he hecho canciones que no ofenden a nadie… He hecho de mi carrera lo que he querido y n paso por encima de nadie para lograr lo que quiero”.
Para probar que en verdad es simpática y sencilla, Margarita se apresura a contar que le encanta convivir con sus seguidores y que tiene buenos amigos en muchas partes del mundo.
Su visita a Los Ángeles, mientras tanto, la tiene muy emocionada. Su concierto del sábado se grabará para luego ser parte de un CD y un DVD, tal como sucedió con su actuación hace unos meses en el Auditorio Nacional en Ciudad de México.
“En estos días comemos, desayunamos y cenamos Gibson. No pensamos en otra cosa”, dijo.
Toditita su banda, que incluye 24 músicos, “todos de primera”, estará en ese escenario. Y Margarita al frente de ella.
“Lo que pretendemos es llevar un carnaval, para que lo disfruten”, sentenció la intérprete, que hasta ahora solo presentará su megaespectáculo en esta ciudad, pero que espera que resuene tanto para que eso la lleve a más ciudades del país. Eso si las giras programadas en México se lo permiten.
“Lo que pasa es que tenemos tanto trabajo en México que tengo un poquito descuidados otros países de Centro y Sudamérica”, reconoció Margarita, quien además dijo que no quiere descuidar a su hija de 16 años, con la que procura pasar el mayor tiempo posible.
Pero entre giras y la familia, se da tiempo para promocionar sus discos, como el más reciente, Por fin boleros, un disco de concepto que se dio el lujo de grabar hace poco, y que todavía no ve la luz en Estados Unidos.
“No es que deje la cumbia y ahora me dedique al bolero, sino que fue un gusto que yo me di”, explicó.
Y es que, por lo que se ve, a estas alturas, la diosa ya solo está para cumplir sus caprichos.