Crisis de credibilidad

Una serie de hechos recientes destrozan la poca credibilidad del gobierno

México

México sufre de una crisis de credibilidad y esta lleva a problemas sociales severos, entre otras cosas, a una posible crisis de legitimidad, a partir de la cual la sociedad puede reaccionar de una manera inesperada.

En los últimos días se han sucedido una serie de eventos que destrozan la poca credibilidad de que gozaba el gobierno. Menciono solamente algunos.

La Procuraduría General de Justicia de la República (PGR) anuncia que sus exámenes de confianza no son confiables. Esto quiere decir que la certificación con la que cuentan los policías que los aprobaron en realidad se puede descartar, pero ¿qué implica para los que no los aprobaron? ¿Implica acaso que la política de certificación de policías debe frenarse mientras se diseñan exámenes que sean confiables? ¿Cuánto tiempo tardará en generarse un nuevo instrumento y quién lo generará?

Los consejeros del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) se pelearon por el descontento de uno de ellos al perder la elección para presidente. En su argumentación contra el ganador —y me imagino a quién lo apoyo— hizo notar la Ineficiencia, conflictos de interés e incompetencia. Brinca el hecho que todos los consejeros tienen un rezago nada despreciable de casos. Tendremos que saber cuánto más aparte de la fortuna que les pagan les asignan para asesores y ayudantes. Queda la casualidad si en el caso que hubiera ganado si hubiera tolerado el nivel de ineficiencia, en el que por supuesto se encuentra el mismo. Muy desagradable resultó enterarnos que una de las consejeras impuesta por el presidente Calderón uso la posición para recabar información para ser usada contra los opositores al régimen. El PRI los quiere correr a todos y el PAN la defiende a capa y espada. Y luego nos recetan la fórmula de que son consejeros ciudadanos. Como confiar en una institución manipulada de una manera tan burda.

La Unidad de Fiscalización (UF) del Instituto Federal electoral presenta un dictamen sobre la elección presidencial que levantó más de una ceja en señal de admiración. Cuatro son los datos que sorprendieron a la gente.

1) El PRI fue el partido mejor portado, no se excedió en el gasto de campaña no obstante que desde muy temprano en la campaña los otros partidos presentaron quejas respecto a un gasto desmedido. Se nos informó que hay trucos contables que permiten los agravios. La UF puede determinar el valor de algunas de las cuestiones reportadas y convalidar el reporte. Pero el otro dato, que no deja de sorprender, consiste en que los partidos puede “prorratear” el gasto entre diversos candidatos. Así, el cierre de campaña de Peña Nieto en el Estadio Azteca costó solamente 20,000 pesos —según reportan los medios— porque como ahí estaban otros candidatos, el costo total se le asigna a ellos, es así como el costo total de la renta del recinto más todos los arreglos y costos del evento se dispersan.

2) El peor portado fue Andrés Manuel López Obrador que se excedió en el gasto de campaña en más de 60 millones de pesos, lo que lo hace acreedor a devolver ese dinero más una multa por el mismo monto. Al parecer la UF no aplicó el mismo criterio de prorrateo, con lo cual se abre la sospecha de que en el dictamen se usa más de un rasero, eso es lo que reclama el Partido de la Revolución Democrática.

3) En el caso del PAN resulta que gastó menos del límite una cifra superior a los cien millones de pesos. Los dirigentes del PAN dicen que entregaron el dinero y los seguidores de la candidata lo niegan. ¿Dónde quedó el dinero? ¿Será cosa juzgada con mucho dinero en el bolsillo de alguien?

4) Lo especialmente grave es que el consejo general del IFE le dio marcha atrás al dictamen de la UF, ¿qué quiere decir eso? ¿Están condenando malas prácticas de análisis contable?, ¿se dan tiempo para que alguien corrija las cuentas y siguiendo al Rey Salomón mexicano, todos se salen con la suya, borrón y cuenta nueva, y para la próxima haremos mejor el trabajo, o sea que consultaran con las fuentes de poder para dictaminar de forma políticamente correcta.

Llegamos a la explosión en PEMEX. El gobierno es incapaz de convencernos que en realidad fue un accidente, muchos elucubran sobre la posibilidad de un atentado. Si fue tal, ¿quién fue?, ¿qué buscan?, ¿se desató una agresión contra el Estado mexicano?, o ¿van por el actual gobierno? Si fue un accidente, ¿cómo es posible que un conjunto emblemático como el de PEMEX sufra tal descuido como para tener accidentes de tal magnitud? Pero en realidad la pregunta es por qué somos tan suspicaces, porque le escamoteamos la credibilidad al gobierno.

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