‘Dreamers’ sin documentos, un caso singular

Más de 10 millones de mexicanos son 'invisibles' ya que viven sin identificación

Adriana Pérez fue la primera 'soñadora' en recibir un pasaporte de emergencia para que pudiera solicitar la acción diferida.

Adriana Pérez fue la primera 'soñadora' en recibir un pasaporte de emergencia para que pudiera solicitar la acción diferida. Crédito: ap

SACRAMENTO, California — Adriana Pérez es la típica inmigrante a la que está dirigido el programa del gobierno de Barack Obama que permite regularizar al menos temporalmente su situación a cientos de miles de jóvenes que fueron traídos ilegalmente al país cuando eran menores de edad.

Estudia, habla bien inglés, nunca tuvo problemas con la ley.

Sin embargo, se le vino el mundo encima cuando se enteró de que no podría acogerse a ese programa porque sus padres no registraron su nacimiento en México antes de venirse a Estados Unidos cuando ella tenía tres meses.

El consulado mexicano de Sacramento, no obstante, le devolvió la sonrisa al trabajar activamente para que jóvenes en su misma situación puedan disponer de documentos de identidad que les permitan acogerse a la suspensión temporal de la deportación.

El consulado está gestionando pasaportes de emergencia para estos jóvenes. Con ese documento provisional, que se expide por un año, Pérez, de 19 años, puede probar que es mexicana, presentar su solicitud y, al ser aprobada, entrar a la universidad y tal vez realizar su sueño de estudiar en Stanford para convertirse en una agente que supervisa a jóvenes en libertad condicional.

Pérez siempre tuvo problemas para comprobar su identidad. Se emocionó cuando se enteró del programa de Obama, que permite a los jóvenes que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos cuando eran pequeños aplazar sus deportaciones y conseguir permisos de estadía y de trabajo en el país donde se criaron, aunque sabía que tenía un obstáculo muy grande para acogerse a él.

“Estoy muy molesta con mi papá porque no me registró antes de traerme. Mi mamá no podía porque ella no es mexicana”, dijo Pérez.

La muchacha ya había sufrido una gran frustración cuando su madre, Marta Alas, que es salvadoreña, no pudo sacarle papeles apelando al TPS (estatus de protección temporal) que cobija a los inmigrantes de esa nacionalidad. Pero nunca perdió la esperanza.

Pérez asistió con su madre a las charlas de orientación que realizó el consulado y le comentó su problema al cónsul general de México en Sacramento, Carlos González Gutiérrez.

González dijo que en esas charlas se enteró de que había al menos una docena de casos similares en su zona, que no le extrañaba que existieran muchos más y decidió ver cómo podía ayudarlos.

“Nos dijimos, bueno debe haber alguna forma de ayudarles, no es justo que no puedan aplicar (acogerse al programa)”, dijo el cónsul.

González y el cónsul de protección Alejandro Celorio decidieron que la mejor forma de asistir a estos jóvenes era consiguiéndoles pasaportes de emergencia, algo que demanda muchas horas de trabajo y recursos económicos.

“Pero cómo no ayudar a jóvenes que se han esmerado por estudiar y salir adelante”, dijo González.

El consulado contrató un estudio de abogados para asegurarse de que el pasaporte de emergencia efectivamente serviría.

“El consulado nos envió clientes para confirmar que satisfacen los requisitos para acogerse al programa de de suspensión temporal de la deportación, confirmar que el pasaporte será de utilidad, si no necesario, para obtenerla y confirmar si hay otras vías” para solicitar el aplazamiento de la deportación, expresó la abogada de inmigración Griselda Trujillo, de la firma Considine Sorensen & Trujillo, de Sacramento.

“Confirmamos todas las vías para asistirlos y el por qué necesitamos/preferimos tener los pasaportes para probar la identidad”, agregó.

La abogada explicó que el pasaporte y la partida de nacimiento son las mejores formas de comprobar la identidad. También se pueden usar otros documentos “secundarios” como certificados de las clínicas donde nacieron, fe de bautismos, declaraciones, entrevistas y reportes de la escuela en donde han estudiado.

Luego de que Trujillo revisó toda la evidencia secundaria envió los expedientes al abogado Celorio, quien le recomendó al cónsul González la concesión o no de los pasaportes de emergencia a los jóvenes y si corresponde ayudarles económicamente para pagar la prórroga de la deportación.

“Es un trámite muy delicado y dispendioso. Tenemos que emplear muchos recursos que no tenemos”, dijo Celorio.

Pérez es una de 10 millones de mexicanos sin identidad llamados “invisibles”, según la BE Foundation, entidad no gubernamental que se dedica desde el 2007 a la promoción y defensa de la identificación y el registro universal de nacimientos en México, con sede en Distrito Federal. No hay estadísticas que indiquen cuántos de ellos se encuentran en Estados Unidos.

Pérez nació en el municipio Villa Comaltlitán, Chiapas, el estado de México con el mayor porcentaje de nacimientos que no se registran al nacer, el 57.1% de acuerdo con la BE Foundation.

Mientras esto sucede, los jóvenes pueden obtener su pasaporte e inscribirse en el programa que facilita la prórroga de la deportación, como ya ha hecho Pérez.

“Ya asistí a la charla de orientación y abrí mi cuenta para registrar materias”, dijo la muchacha, quien quiere comenzar sus materias básicas de universidad en el colegio comunitario de Sacramento y ya está haciendo planes para cuando pueda ir a sacar su licencia de manejar y buscar un trabajo.

Alas recuerda que el día que fueron por primera vez al consulado su hija estaba muy contenta y puso un mensaje en Facebook que decía: “Ahora sí voy a hacer todo lo que siempre he querido”.

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