Nixon, el presidente de EEUU que estuvo contra las armas

Grabaciones del ex presidente revelan que estaba en contra de que las familias tuvieran pistolas en casa, y tenía la intención de prohibirlas.

Pocos presidentes de Estados Unidos han estado tan interesados en el tema del control de armas como lo estaba Richard Nixon quien, a pesar de ser un republicano de pura cepa, favorecía incluso prohibir totalmente las armas simples y baratas conocidas en Estados Unidos como “especiales del sábado por la noche”.

La Asociación Nacional de Portadores de Armas (NRA, por sus siglas en inglés) ya ejercía entonces una intensa influencia política, tal como ocurre hoy en día, pero Nixon se negaba a ceder y ni siquiera fingía estar interesado en la caza o los revólveres.

Varios documentos y grabaciones que datan de su presidencia demuestran que el presidente incluso estaba dispuesto a oponerse públicamente a la NRA, aun cuando sus asesores temían sobre las repercusiones políticas.

“No entiendo cómo una persona común cree que tiene derecho a tener un revólver en la casa”, comenta Nixon en una de las grabaciones. “Los niños encuentran la pistola y se matan… ¿por qué no prohibimos todas las armas y punto?”

En otro momento el mandatario expresa: “Ya sé que la asociación de armas se va a oponer, que los fabricantes de armas se van a oponer… (pero) la gente común no debe tener armas”.

Los comentarios fueron grabados en una reunión en el despacho presidencial el 16 de mayo de 1972, al día siguiente del atentado contra el candidato presidencial George Wallace. Como presidente, Nixon nunca dijo públicamente que deseaba una prohibición total sobre todas las armas sino que exhortó al Congreso a aprobar restricciones contra las pistolas baratas, que son de calidad deficiente, fáciles de ocultar y suelen ser usadas para robos y asaltos menores.

No todos los asesores del presidente estaban de acuerdo con él. Algunos estaban preocupados por las repercusiones políticas.

Nixon sí dijo públicamente que si el Congreso aprobaba una ley contra las pistolas baratas, él la promulgaría. Pero en una demostración del poder político que esgrimía la NRA —incluso 40 años atrás— ni siquiera esa modesta ley llegó a su despacho.

Hoy en día, el presidente Barack Obama ha estado tratando de restringir las armas y los cargadores de alta potencia. Los partidarios de las restricciones señalan que nadie necesita armas tan potentes para actividades como la caza o la defensa personal. En la época de Nixon, el argumento era que las pistolas baratas eran demasiado deficientes como para que pudieran usarse para cazar o defenderse.

En junio de 1971, Nixon le dijo a su secretario de Justicia John Mitchell: “Déjeme preguntarle, usted está investigando la fabricación de esas pistolas baratas, ¿cierto? Probablemente hay que ponerle fin a eso”.

En privado, sin embargo, Nixon no siempre favorecía las restricciones, especialmente cuando se trataba de ir más allá de las armas cortas. Por ejemplo, en una conversación grabada apenas días después de que había dicho que la gente no debería tener derecho a tener armas cortas, el presidente hizo una pregunta retórica: “¿Y qué van a hacer, dejar a la población entera indefensa? ¿Que los buenos queden indefensos y que los criminales tengan armas?”

Pero la mayoría de los comentarios grabados, disponibles en los sitios de internet de los Archivos Nacionales y del Centro Miller de la Universidad de Virginia, favorecían el control de la tenencia de armas.

En una rueda de prensa el 29 de junio de 1972, seis semanas después del atentado contra Wallace, Nixon advirtió que estaba dispuesto a promulgar una ley que prohibiera las pistolas baratas. Poco después el Senado aprobó la medida, pero la Cámara de Representantes no llegó a debatirla.

Otros asesores de Nixon también se opusieron a tomar medidas contra las armas, entre ellos Tom C. Korologos, asistente presidencial para asuntos legislativos, quien luego fue activista en favor de la NRA y embajador ante Bélgica bajo la administración de George W. Bush.

“Lo que me preocupa es que el principal apoyo para el presidente viene de la gente aficionada a las armas, y obviamente necesitamos apoyo estos días”, escribió Korologos en un memo fechado el 31 de agosto de 1973, cuando la presidencia se encontraba amenazada debido al escándalo Watergate.

“Como trasfondo tenemos la sombra de la declaración personal del presidente de que es un liberal cuando se trata de las restricciones a la tenencia de armas”, mencionó Korologos.

“Yo estaría a favor de convocar a reunión sobre el tema y después abstenernos de tomar acción con la esperanza de que no haya otro incidente violento en los próximos tres años”, añadió.

La campaña para prohibir las pistolas baratas fue perdiendo fuerza con el paso de los años, a medida que la atención del público y de los activistas se trasladó a armas de mayor potencia.

Y la atención de Nixon, por supuesto, se desvió también. En junio de 1972, poco más de un mes después de sus comentarios sobre la necesidad de prohibir las pistolas, el presidente grabó una conversación en la que hablaba de tratar de evitar que el FBI investigara una infiltración en la sede de la campaña demócrata en el hotel Watergate.

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