Escándalos innecesarios
Los días pasan, las semanas se van, los meses prosiguen y los años nunca vuelven, mientras tanto el proyecto de reforma migratoria todavía está en el “limbo”.
En vez de resolver la situación legal de más de 11 millones de personas y contribuir con el desarrollo del país, algunos congresistas de Washington se dedican a promover el amarillismo político.
El nuevo escándalo tiene como principal actor al IRS. A pesar de que el problema dentro de la oficina de recaudación de impuestos es serio, las alegaciones en contra de oficiales del gobierno de alto rango (miembros del presidente Obama) son infundadas.
La problemática involucra específicamente al personal de esta agencia gubernamental y, como tal, deben ser investigados y castigados si es que son culpables.
Sin embargo, el Tea Party y los libertarios insisten en alimentar a los medios de comunicación con amarillismo.
Hoy, no hay tiempo para los chismes políticos, tenemos temas bastante importantes por delante. Tanto republicanos como los demócratas tienen que debatir y resolver a corto y mediano plazo el problema migratorio de más de 11 millones de personas.
El desplazamiento de este tema del centro de atención no es sano para la nación norteamericana, no es bueno para la economía y es bastante dañino para republicanos y demócratas.
En columnas anteriores había sostenido que el éxito de una reforma migratoria depende mucho del momento (tiempo) en que se presenta el proyecto en la plataforma del Congreso. Si el proyecto de ley arriba muy cerca de las elecciones presidenciales, lo más probable es que se muere debido a la polarización que frecuentemente crea los procesos electorales presidenciales.
El tiempo de presentar una reforma migratoria es hoy. Tanto los congresistas del Partido Republicano como los del Partido Demócrata pueden introducir un proyecto de ley en cualquiera de los dos estrados –el Senado o la Cámara Baja.
Marco Rubio y sus compañeros de equipo dicen que están trabajando en una ley que resuelve el problema de fondo. Lamentablemente parece que ese proyecto esta entumecido por la proliferación de información política amarillista que no hace más retardar el proceso de resolución.
Rubio y sus compañeros pueden hacerse un favor asimismo y, con ello, pueden reintegrar a su partido a una comunidad moderada que clama por liderazgo político. Los beneficios para los conservadores son muchos, pero lo más importante es poner en la historia la etiquetación de los inmigrantes por parte de algunos grupos de la extrema derecha que no hacen más que revivir los traumas discriminatorios del pasado.
Al Presidente Obama le corresponde guiarnos con este tema. Si los representantes no tienen los “tacones” para resolver este problema, su administración debería presentar un proyecto de ley al Congreso para su deliberación y resolución.
No hay tiempo para más. Tenemos que hacer a un lado los escandalillos políticos y tomar la ruta de resolución de problemas. La cuestión migratoria es una cuestión de todos los norteamericanos.