Músicos latinos se instruyen en Nueva York

Julián Cubillos

Julián Cubillos Crédito: Fotos cortesia

Nueva York — Aunque con orígenes culturales y estilos musicales diferentes, estos artistas latinos se han congregado en nuestra ciudad para compartir experiencias y aprender de grandes maestros. Todos ellos se encuentran participando en el “Red Bull Music Academy”, que este año se celebra en Nueva York.

Con su breve paso por la Gran Manzana, estas promesas del arte esperan encontrar una plataforma que les ayude a promover su nombre y proyectos a nivel internacional.

Este joven de 22 años nacido en Los Ángeles tiene ascendencia chilena y filipina. Empezó a tocar música cuando tenía 5 años porque sus padres lo inscribieron en clases de guitarra, y aunque se inició en el género clásico, luego se dedicaría a la música pop.

Hoy en día toca en las bandas de sus amigos pero principalmente hace grabaciones en solitario, y según admite, sus raíces latinas han sido una importante influencia en los dos álbumes que ha producido hasta el momento.

“La escena artística de Nueva York es diferente. En Los Ángeles hay mucha competencia y cada cual hace lo suyo, pero no se enfocan en incluir a los demás. En cambio acá, en mi primera noche fui a Williamsburg y me topé con un grupo de gente muy ‘cool’… todos fueron muy amables y me aceptaron inmediatamente”, afirma Cubillos.

Este Brasilero de 27 años de Río de Janeiro cuyo nombre artístico es “Carrot Green”, empezó a tocar guitarra a los 10 años influenciado por su padre y hermanos quienes también tocan este instrumento.

Aunque participó en diferentes bandas locales, luego se dedicaría a hacer música electrónica para posteriormente mudarse a Londres a estudiar producción musical. Considera que su género musical es el House, pero también asegura no tener limitaciones en este aspecto. En Julio lanzará su tercer EP con cuatro sencillos.

Como parte de su experiencia en Nueva York, el músico también tuvo la oportunidad de presentarse en Tammany Hall, experiencia que disfrutó al máximo.

“Fue bastante interesante tocar acá, como en la mitad de la presentación, la gente empezó a disfrutar y a moverse. En Río es difícil que las cosas se den, realmente no hay una escena artística tan desarrollada como en Nueva York, cuando llegas a un sitio como éste y ves tanta gente interesada en la música, es muy diferente”, asegura.

Muy rubio y con ojos claros, Orlando de 23 años, no parece latino en lo absoluto, y en realidad no lo es. Sin embargo, el joven nacido en Dublín, Irlanda comparte algo en común con este grupo de artistas: su amor por la música latina.

“Mi música es principalmente electrónica e incluyo mucha cumbia. Inicialmente obtuve esta influencia por medio de algunos artistas con los que colaboro, pero también me llegó tras visitar Guatemala y Los Ángeles, en donde hay mucha gente interesada en este género”, dice.

Orlando asegura que su experiencia como DJ le ha permitido presentarse en varias locaciones, incluyendo Nueva York, por lo cual ha descubierto diferencias interesantes entre el público europeo y el de nuestra ciudad.

“Cuando se toca música latina la gente de Nueva York reacciona más hacia un ritmo lento, mientras que en Europa la gente responde con los ritmos más rápidos. La cumbia por lo tanto funciona mejor en Nueva York, mientras que en Europa tal vez el merengue es una mejor opción”, señala.

Con 32 anos, este argentino de Buenos Aires ha tenido muchas idas y venidas con la música. Empezó a tomar clases de guitarra a los cinco años tras comprarse su primer disco de vinilo (“Imagine” de John Lennon).

Luego regresó a tomar clases de guitarra clásica a los 13 años, pero paralelamente estudió filosofía y posteriormente sociología. Sin embargo, retomó las clases de piano y según asegura, también se encontró con programas de computador que le permitían hacer música.

“Me interesa mucho la teoría social, pero también tengo una vocación artística muy fuerte, creo que no me sentía cómodo tocando con otra gente, así que empecé a probar con software y encontré una herramienta poderosa para expresarme”, manifiesta el músico.

Luego expandió su material y empezó a hacer música electrónica con instrumentos y elementos visuales. También comenzó a desarrollar melodías para televisión, cine, teatro y también música infantil con el canal Paka Paka de Argentina

Melmann se presentará en varias ciudades con un proyecto de música experimental en el que utiliza un programa que hace interactuar el audio con la imagen.

Su paso por Nueva York lo llevó a realizar su primera presentación en los Estados Unidos por la puerta grande, ya que lo hizo en el MET ayer.

“Creo que Nueva York es una gran capital del mundo donde circula mucha información, y aparte lo que estoy viendo es que toda esta mezcla de culturas le da una riqueza y una particularidad al arte”, señala el músico.

Este venezolano de 30 años, toca el piano clásico desde pequeño, pero se aburrió del conservatorio porque quería tocar batería y ante la negativa de sus padres, empezó a tocar unos bongos que encontró en un clóset de su casa.

Luego estudiaría Ingeniería Electrónica en su país natal, pero también retomó las clases de música, lo que lo motivó a mudarse a Barcelona hace cinco años para hacer una maestría en tecnología musical. Actualmente estudia música pura.

Aldrey reconoce que su interés es hacer melodías para audiovisuales y que también le gustaría hacer cine. Inclusive señala que una de las experiencias que más le ha enriquecido fue hacer temas para dibujos animados ya que le brindó la oportunidad de investigar sobre varias culturas.

Su nombre artístico es Lavina Yelb y nació en Chile y tiene 24 años. Manifiesta que hacia música desde antes de caminar, y que no sigue ningún género especifico, simplemente prepara bases en computadora y le añade el resto de la melodía con teclados.

A Bley le llama la atención de manera particular la especie de “locura” que se observa por las calles de nuestra ciudad, la cual de acuerdo a él, le da forma al arte local.

“Creo que la mayor diferencia entre Santiago y Nueva York no es artística, sino radica en la personalidad de la gente en la calle, se ven cosas extrañas como gente hablando y bailando sola, eso debe influenciar mucho en el arte, es un punto de partida”, señala el joven.

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