Padres no deben minimizar hiperactividad en niños

No se debe confundir este trastorno, que puede tener efectos graves a largo plazo, con otras condiciones

Orlando — El minimizar o confundir la hiperactividad o el trastorno por déficit de atención en niños con otro tipo de situaciones puede traer repercusiones graves en edad adulta, advirtió el experto en salud mental Horacio García Rábago.

En esa etapa, una persona que de chico fue hiperactivo seguirá teniendo conflictos si no recibió una atención médica oportuna.

“No es raro ver personas que se encuentren en prisión, sumergidos en adicciones o que constantemente son despedidos de sus trabajos o cambian de pareja debido a su inestabilidad”, indicó.

Explicó que los problemas llegan cuando el menor no sabe respetar reglas o se extralimita en conductas que lo perjudican en su entorno familiar, social y escolar. Por ejemplo, a nivel educativo, tiene dificultades para el aprendizaje, debido a su incapacidad para fijar su atención en una sola cosa.

Según García, los niños con hiperactividad generalmente se conocen porque:

1. Ponen atención sólo a lo que les interesa o les gusta, dejando de lado otras actividades.

2. Hablan en exceso en el salón de clases.

3. Son impulsivos.

4. Es común verlos con la mirada perdida mientras se les habla o se les reprende.

Por lo regular, estos menores son agredidos socialmente ya que a quienes los rodean le es difícil comprender su comportamiento. El profesional destacó la importancia de que los pequeños con esta condición reciban una evaluación psiquiátrica, neurológica y psicológica de manera personalizada.

La hiperactividad se puede definir como una alteración en los neurotransmisores que producen una sustancia conocida como dopamina, la cual genera una sensación de bienestar.

Precisó que el trastorno se registra entre el 3% y 7% de la población en edad escolar.

El ejercicio y las actividades recreativas son indispensables para el niño hiperactivo, ya que a través de estas alternativas logra concentrar su atención y canalizar sus energías.

Por otro lado, es necesario que los padres no repriman o acusen al pequeño, pero sí que establezcan niveles restrictivos y una mayor disciplina.

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