Víctimas de la politiquería en Washington
Yo sé que estoy diciendo cosas que dije antes, pero es por la razón de que la situación se sigue repitiendo. Los resultados de la elección presidencial mostraron un apoyo popular bien claro a favor de una reforma migratoria. En el discurso en la ocasión de su segunda inauguración, el presidente Barack Obama lo enfatizó como una prioridad clara. Pero las deportaciones han continuado con cifras mayores cada día.
Los integrantes del Senado y de la Cámara de Representantes empezaron a elaborar la legislación, y les dijeron que iba a llevarse a cabo un voto en junio, pero las deportaciones diarias han continuado con números mayores que en cualquier otro plazo histórico.
Se aprobó un proyecto de ley en el Senado, pero siguen las deportaciones porque la Cámara de Representantes decidió no considerar un proyecto de ley integral hasta octubre.
Lo que todo esto significa es que el pueblo estadounidense se expresó sobre el tema el año pasado, pero este año nada ha cambiado, es decir, en las leyes y en las acciones del Departamento de Seguridad Interna (Homeland Security) nada ha cambiado. Pero para las vidas de nuestras familias, todo ha cambiado.
Ahora el presidente dice que los Estados Unidos debe actuar en una forma inmediata sobre la situación en Siria. ¿Por qué no tomar acción inmediata para poner alto a las 1,400 deportaciones que suceden cada día? ¿Qué tenemos que hacer para convencer a los políticos en Washington de que los inmigrantes son seres humanos y que deben dejar de jugar con nuestras vidas?
Yo creo que no carecemos de poder. Nuestros números y unidad nos dan poder. También tenemos poder espiritual.
En el capítulo 12 de apocalipsis, un temible dragón de odio persigue una hermosa mujer con su hijo en un desierto. El dragón los persigue al cielo y ahí Jesucristo, después de su resurrección, y una nube de testigos, los que han testificado con sus vidas de fe, lo derrota. Se desploma el dragón, mortalmente herido, a la Tierra. Intenta perseguir a la mujer otra vez, pero a ella la protegen, le dan santuario y sobrevive, mientras que, después de causar mucho daño, el dragón de odio muere de sus heridas.
Cuando nos levantamos audazmente y damos nuestro testimonio, no estamos solos. Están a nuestro lado todos aquellos que se levantaron antes, los que vendrán después y aquel cuyo sacrificio ha dado fe a tantos.
Por sus políticas económicas y militares, los Estados Unidos ha causado la pérdida de millones de plazos de empleo a los habitantes de América Latina y las Antillas. Dio la bienvenida a la mano de obra barata de 12 millones de obreros que carecen de los derechos legales para protegerse. De nuestro sudor, se volvió rico. Ahora debe aceptar compartir la responsabilidad para las familias que se formaron en los Estados Unidos y los niños que ahí nacieron.
Esto es lo que debemos presentar como nuestro testimonio. Debemos exigir que a nuestras familias les den santuario este año por acción ejecutiva del presidente del Congreso. Al no tomar acción, debemos pedir a nuestras iglesias que abran sus puertas en forma de santuario.
En octubre, todos ustedes tendrán otra oportunidad de marchar. Su testimonio será escuchado, pues todos los que han sufrido pero se han levantado para defender a sus familias y a su pueblo estarán marchando con ustedes. Marcharán rodeados por una inmensa nube de testigos.