Reforma migratoria no interesa a electores republicanos

No parece haber suficientes congresistas que requieran tanto el voto latino como para impulsar el apoyo a la reforma integral de inmigración

Muchos opinan que en un año electoral, como es 2014, el Congreso no llevaría a cabo una medida como la reforma migratoria.

Muchos opinan que en un año electoral, como es 2014, el Congreso no llevaría a cabo una medida como la reforma migratoria. Crédito: Archivo / AP

El futuro de una reforma migratoria integral y particularmente de un “camino a la ciudadanía” que legalice a millones de indocumentados descansa en una única realidad: qué posición es la más favorable para el liderazgo republicano y para la mayoría de ese partido en la Cámara de Representantes en vista de las elecciones de 2014.

Según politólogos y analistas de los números electorales, esa estrategia apunta en una dirección: no permitir que una reforma integral o un camino a la ciudadanía lleguen a un voto en el pleno de la Cámara es lo mejor para el interés electoral inmediato, que es el que más preocupa a cualquier político.

“Una vez le preguntaron a un senador federal qué cualidades había que tener para ser buen senador”, dijo la analista política y profesora de USC Sherry Bebitch Jeffe. “El dijo que no hacía falta oratoria, ni mucha formación, ni casi ninguna otra cosa. Que lo que más hacía falta era esto: salir elegido”.

Si bien los republicanos ya han enfrentado consecuencias políticas negativas de parte del voto latino debido a su posición en el tema migratorio, tanto en elecciones presidenciales como en algunas otras elecciones puntuales para senadores y congresistas, no parece haber en estos momentos suficientes congresistas que requieran del voto latino como para impulsar el apoyo a la medida, indicaron estudiosos.

“Para el partido republicano el problema es que muchos de sus representantes en la Cámara se oponen a ese camino a la ciudadanía y además, enfrentarían consecuencias electorales en las primarias de su partido en distritos que fueron diseñados para ser más conservadores”, dijo el politólogo Robert Preuhs, de la Universidad Estatal Metropolitana de Denver.

Según Preuhs, hay sólo unos 25 a 30 puestos de congresistas que podrían cambiar de partido en 2014, de republicanos a demócratas y “apenas una media docena, o poco más, dependen del voto latino”. Según la encuestadora Latino Decisions, este número es de 10 republicanos cuya reelección podría ser afectada por el creciente voto latino de su distrito.

Entre esos 10 republicanos están Jeff Denham, del distrito 10 de California y David Valadao, del 21, ambos de zonas agricultoras y con distritos electorales de fuerte población latina. Ambos han salido en apoyo al camino a la ciudadanía y al proyecto integral presentado por los demócratas de la Cámara, el HR 15.

“Denham y Valadao son ejemplo de por qué la necesidad electoral inmediata decide de qué lado están los congresistas”, dijo Bebitch Jeffe.

A diferencia de los senadores federales, que representan a estados completos y en los que el electorado suele ser más variado, los congresistas federales se eligen por distritos y en muchos casos los distritos de los republicanos suelen ser muy conservadores y los de los demócratas, muy liberales. En pocos casos, los distritos son moderados y de demografía cambiante, como en los de Valadao y Denham, explicó la analista.

Pero al fin y al cabo, es el Presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, un republicano ya que la mayoría de la cámara es de ese partido, el que decide si un proyecto de ley u otro llega a avanzar hasta el pleno para su votación. Muchos observadores creen poco probable que Boehner arriesgue un desafío a su liderazgo permitiendo el voto en el pleno a un proyecto que tiene tan poco apoyo en las filas de su partido, por mucho que diga que tiene “esperanza” en que aún pueda hacerse una reforma.

Es por eso que muchos politólogos creen que lo más políticamente correcto para Boehner es no tener un voto en un proyecto integral. O presentar medidas separadas que sean tan conservadoras que los demócratas no las acepten, creando un impasse.

“La mejor estrategia es no votar, eso es lo que están pensando”, dijo Preuhs. “Tras la tensión del cierre de gobierno, hay mucha preocupación de republicanos conservadores de que no se quiere otro voto en el que la mayoría de republicanos pierda. Por eso es que el presidente Boehner probablemente no quiera hacer un voto y si acaso permite que algo avance sea algo muy limitado”.

Para Costas Panagopoulos, politólogo de la Universidad de Fordham, la inacción será más positiva para muchos republicanos que el aprobar algo que sea visto como incompleto o una mala política en sus distritos.

“No sólo serían vulnerables a un reto en la primaria sino ni siquiera es obvio que reforzaría su posición en la general, ya que el electorado de los años electorales de medio período, sin elecciones presidenciales, tiene un perfil de mayor edad y más anglosajones”, dijo Panagopoulos. “El voto latino no tendrá mayor efecto en la mayoría de los casos”.

Hay quienes dicen que habrá más posibilidades después de las primarias del año que viene, aunque muchos opinan que en año electoral, el Congreso no llevaría a cabo una medida como la reforma migratoria. El senador de Arizona John McCain lo dijo hace apenas un par de días tras un evento en Chicago que “hay congresistas que estarían más inclinados a votar sobre el particular después de sus elecciones primarias”.

Estas elecciones son el año que viene, en diversas fechas, dependiendo del estado, pero hay primarias desde marzo hasta septiembre, dejando poco espacio para un voto entre el receso de verano y las elecciones generales de 2014.

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