Tyson confiesa que fantasea con “volarle la cabeza a alguien”
El boxeador revela detalles de su vida privada en su nueva autobiografía "Undisputed Truth".
Redacción Deportes.- La moda de las autobiografías y películas continúa en el deporte estadounidense y de nuevo el turno ha sido para el exboxeador Mike Tyson, y el excliclista Lance Armstrong, dos “ídolos de barro” que cuentan con todo tipo de detalles sus engaños y frustraciones.
Tyson ha vuelto a la actualidad con otro libro autobiográfico titulado “Undisputed Truth” (“La Verdad Indiscutida”) en el que califica de “chiste” toda su vida.
A diferencia de la imagen de hombre malo que siempre ha tenido, en su libro se presenta como una persona atormentada por todo lo que le ha tocado vivir y, sobre todo, por el temor que tiene que en cualquier momento podría volver a caer en los problemas del alcohol, las drogas y las mujeres.
A pesar que últimamente las cosas le van mejor en todos los aspectos, el excampeón del mundo admite que los peligros le acechan constantemente.
“A veces fantaseo con volarle la cabeza a alguien para ir a prisión por el resto de mi vida”, admite Tyson, que luego se explaya en todo tipo de detalles relacionados con su vida sexual y el engaño de su exesposa Robin Givens con el actor Brad Pitt, que le “suplicó” que no le pegase cuando los encontró en la casa.
Tyson también habla de cómo fueron los momentos que pasó en la cárcel por haber violado a Desiree Washington, una concursante de belleza y el “desenfreno” que tenía con las relaciones sexuales.
En el apartado deportivo, Tyson confesó que boxeó drogado en la mayoría de sus peleas y que hizo de todo para pasar los controles antidopaje, como utilizar un pene falso lleno de orina de otra persona para entregar las muestras.
Tyson aseguró que subió drogado incluso en la pelea frente al polaco Andrew Golota en el 2000 que dio positivo al consumo de marihuana y multado con $200,000.
La falla estuvo en que los miembros de su equipo no llegaron a darle el pene falso, el cual llevaba a todas las peleas.
Tyson también critica a varias personas en su autobiografía, pero es a Don King, su expromotor, a quien más ‘castiga’ y admite que a veces cuando piensa todas las cosas “horribles” que le hizo durante tantos años siente ganas de “matarlo”.
Al excampeón del mundo y rival directo Evander Holyfield lo califica de “tramposo” que estuvo ligado todo el tiempo al consumo de esteroides.
Tyson, que ganó más de $300 millones como profesional, también explica el poco control que tenía con el dinero y cuenta la anécdota de haber perdido un maletín con un millón de dólares, que una semana después recuperó una persona de su equipo.
Si Tyson sacó su segunda autobiografía, Armstrong es el personaje central de la película “The Armstrong Lie” (“La Mentira de Armstrong”) que ya ha sido estrena en Estados Unidos.
El director Alex Gibney, que se preparó para hacer una película sobre el regreso de Armstrong al Tour de Francia en 2009, y que iba a titular “The Road Back” (“El Camino de Regreso”) al final tuvo que cambiar todos sus planes y centrarse en un personaje completamente opuesto al que en principio quería mostrar.
La cruda realidad tras las denuncias que poco a poco fueron haciendo los excompañeros de Armstrong y luego el propio ciclista han permitido a Gibney mostrar la “cruda” realidad del dopaje en el ciclismo, pero, sobre todo, la gran “mentira” que montó alrededor de su vida el que fuese ganador de siete Tours de Francia.
Gibney no deja duda en su película que Armstrong manchó al mundo del ciclismo para siempre, que además utilizó el cáncer para escudarse en el dopaje sistemático que cometió y que hasta el final trató de negar sin ningún tipo de escrúpulos.
La película también muestra cómo Armstrong no estuvo solo en todo el proceso del dopaje sino que deja la interrogante que sin la ayuda del sistema establecido en el deporte hubiese sido imposible mantener el “secreto” por tanto tiempo.
Gibney sugiere en la película que Armstrong trabajaba de la mano con la Unión Ciclista Internacional (UCI) y los patrocinadores, que todos recibían pagos, pero son aspectos que deben ser demostrados.
El gran mensaje de la película de Gibney es que el dopaje formaba parte esencial en el mundo del ciclismo, pero en la historia concreta de Armstrong, la mentira, el abuso de poder, el hacer cómplices de la misma a los sobrevivientes de cáncer y el que los medios de comunicación se la comprasen son elementos claves y perturbadores.