Acusado de asesinar a “Baby Hope” se declara no culpable
Conrado Juárez escuchó ayer en una corte de NYC los cargos en su contra por la muerte de Anjélica Castillo
MANHATTAN — Vestido con el uniforme naranja, Conrado Juárez, de apenas cuatro pies de altura y con lo que parecía una sonrisa en su rostro, entró ayer en la corte de Manhattan donde fue acusado del asesinato de Anjélica Castillo quien, hasta hace unos meses, era sólo conocida como “Baby Hope”.
Juárez, de 52 años, que trabajaba como lavaplatos en un restaurante del condado, presuntamente mató a la niña el 23 de julio de 1991 cuando ésta tenía cuatro años.
La fiscal Melissa Mourges procedió a relatar ayer lo que se había señalado anteriormente: que la niña y su hermana fueron dejadas en su custodia por el padre, que él la violó y para encubrir sus gritos le tapó la cabeza con una almohada asfixiándola.
Posteriormente, el hombre puso el cuerpo desnutrido, que pesaba menos de la mitad de lo que correspondía a su edad, en una nevera portátil y la abandonó en una zona boscosa del Alto Manhattan.
Durante mucho tiempo se buscó a su asesino hasta que este año —cuando los detectives que se convirtieron en la familia real de esa menor abandonada y olvidada, volvieron a repartir folletos pidiendo la colaboración ciudadana— una pista les llevó a la madre y de ella a Juárez.
Fueron los detectives los que —impresionados por el crimen— la llamaron “Baby Hope”, compraron su vestido de mortaja y pagaron su lápida que hace apenas unos días han vuelto a grabar con su verdadero nombre.
Mourges hizo entrega al abogado de Juárez, Michael Croce, de las copias de las confesiones de su cliente a la Policía y un disco donde, supuestamente, está la confesión en video que hizo ante la fiscal y la única que hay grabada. Además, dijo estar pendiente de pruebas para desarrollar el perfil de ADN del semen encontrado en el cuerpo de la niña y compararlo con el del acusado.
“Ella cree que puede probar el caso basándose en el testimonio de mi cliente“, indicó Croce en rueda de prensa a la salida de la corte.
Sin embargo, el abogado volvió, como ha hecho en previas comparecencias, a cuestionar las declaraciones logradas durante más de 15 horas de interrogatorio y que calificó de “coercionadas”. Asimismo, planteó sus dudas sobre la exactitud de éstas ya que no fueron grabadas y se hicieron a través de un intérprete.
La juez Bonnie Wittner fijó para el 9 de enero la próxima comparecencia.