Brasil: ¿Estadios o elefantes blancos?
NATAL, Brasil/AP Hay que darle crédito por algo a los organizadores del Mundial de Brasil: tienen un gusto impecable para los estadios.
El elegante Estadio Das Dunas, en la ciudad costera de Natal donde jugarán México, Uruguay y otros cinco equipos es un ejemplo perfecto. No se trata de un simple lugar para ver partidos de fútbol. Es un templo a la riqueza y el poder del deporte, y su capacidad para generar recursos.
Las curvas del techo blanco evocan las dunas esculpidas por el viento. Los 42,000 asientos celeste y azul están inspirados en el cercano Océano Atlántico. La brisa marina refresca el inmueble. En los camerinos, los jugadores atentos a los detalles podrían darse cuenta que el nombre del estadio está inscrito en las manijas de sus casilleros.
¿Y qué pasará después? El éxito de la Copa del Mundo de 2014 no se medirá sólo por un mes de fútbol y fiestas. A largo plazo, la verdadera medida será si se justifica el gasto de unos $3,400 millones de dólares en la construcción y renovación de estadios, dinero que muchos críticos dicen que pudo haberse utilizado para ayudar a los millones de pobres del país.
La mayoría de los 12 estadios del Mundial tienen un futuro asegurado, porque las ciudades cuentan con equipos lo suficientemente grandes y populares como para atraer público y generar ingresos.
En otros casos, el reto es que las instalaciones no se conviertan en elefantes blancos. Entre esos están los estadios nuevos en Natal, en la ciudad amazónica de Manaos, en el pantanal en Cuiabá, y en la capital Brasilia.
Cuando el alcalde de Natal, Carlos Eduardo Nunes Alves, fue electo en octubre pasado, la decisión de gastar $180 millones de dólares ya había sido tomada y la construcción del estadio estaba avanzada. De haber podido elegir, dice que hubiese preferido un estadio que costara la mitad, y que el resto del dinero se invirtiera en hospitales, escuelas y transportación para una ciudad de 800,000 habitantes.
“Espero que estas jaulas de oro sirvan para algo”, dijo en una entrevista. “Tenemos que ser positivos y hacer un esfuerzo para que este estadio tenga vida, y no sea un elefante blanco”.
Los organizadores del Mundial pregonan que si se construyen las instalaciones habrá actividad para ocuparlas. Dicen que la comodidad y seguridad de los estadios atraerán a las familias a los partidos de fútbol, mucho después que termine la Copa del Mundo.
La FIFA asegura que los seis estadios inaugurados para la Copa Confederaciones en junio atraen mucho más público que el promedio de 14,951 por partido para la liga brasileña. La Arena Pernambuco, en la ciudad costera de Recife, es la excepción, con un promedio de 11,955 espectadores por encuentro, según la FIFA.
Las autoridades brasileñas alegan que la organización de conciertos y otros eventos ayudarán a costear la administración y mantenimiento de los estadios, que no pueden depender sólo del fútbol. En Natal, 10,000 asientos serán sacados del estadio después del Mundial.
Sin embargo, los organizadores están obligados a decir que los estadios no se convertirán en elefantes blancos, especialmente después de las multitudinarias manifestaciones en junio durante la Copa Confederaciones para exigir mejores servicios públicos, y protestar por el gasto público en los estadios.
En Natal, los presidentes de los clubes locales ABC y América, que juegan en la segunda división brasileña, esperan contar con mayor asistencia en el estadio nuevo después de la copa del Mundo.
ABC juega ahora en el estadio Frasqueirao, con capacidad para 18,000 personas.
“Es suficientemente grande para nuestras necesidades”, afirmó el presidente de ABC, Rubens Guilherme Dantas. “En realidad no había necesidad” de un estadio nuevo.
“Es mucho dinero, y la sociedad y los ciudadanos están pagando por eso”, apuntó Dantas.
“El estadio Dunas es fabuloso, es muy bonito y muy cómodo. Atraerá mucha gente, especialmente familias y niños, y será más accesible y seguro para ellos”, agregó. “Creo que podríamos duplicar la asistencia del público en el estadio nuevo”.
América, que tuvo que jugar a unos 80 kilómetros de Natal tras la demolición de su estadio en 2011 para construir la nueva instalación, atrae unos 2,000 fanáticos por partido. El presidente saliente del club, Alex Padang, espera que unas 25,000 personas acudan a los partidos más importantes en el Estadio Das Dunas, con unos 5,000 para los encuentros de menor nivel.
“Nuestros fanáticos tienen que hacer un viaje largo para llegar a nuestros partidos, ahora podrán llegar en autobús”, afirmó.