Trampas del asilo

Solicitantes mexicanos denuncian detenciones indefinidas

Inmigrantes en los pasillos del  Centro de Detención de Stewart, en Lupmkin, Georgia.

Inmigrantes en los pasillos del Centro de Detención de Stewart, en Lupmkin, Georgia. Crédito: AP

El caso de Luis Daniel Aguilar, de 22 años, es uno de varios similares, reportados desde el Centro de Detención de Migrantes en El Paso, Texas: pidió asilo, alegando haber sido amenazado en México, se le aprobó su primera entrevista y quedó a la espera de que se le notificara si sería liberado bajo palabra luego de siete días como dice el reglamento.

Sin embargo tanto Aguilar, como otros detenidos con los que La Opinión habló telefónicamente esta semana, reportaron un patrón similar: nadie se comunica con ellos después de la entrevista, no se les notifica la decisión, y si preguntan, no obtienen respuestas. Así pasan semanas, y hasta meses, en espera de su libertad.

Abogados y detenidos en este centro, que por estar cerca de la frontera alberga principalmente a personas que esperan solicitudes de asilo, a quienes pronto van a ser deportados o a los que tienen Corte cerca, indican que el sistema de procesamiento de asilo en el lugar, que mejoró por algún tiempo, ha entrado en crisis.

“Aquí casi todos tienen el mismo caso. A todos les aprobaron su entrevista de miedo (credible fear) y luego les piden ciertos papeles para considerar su liberación. A veces ni vienen por los papeles o si los reciben no nos dan respuesta”, dijo Aguilar, casado y padre de una niña de 15 meses.

“Hasta mi esposa desde fuera del centro ha tratado de comunicarse con mi deportador y yo le he mandado tres cartas, pero no me contestan”, explica el inmigrante.

El deportador es un agente federal que toma ciertas determinaciones respecto al proceso que se les sigue y es el que debe de informarles sobre el estatus de su solicitud.

La mayoría de estos detenidos no tiene un abogado y su caso está en manos de estos funcionarios.

Y en muchas instancias, estos deportadores tienen los casos de unas 60 a 80 personas en sus manos en un momento dado, indicó Eduardo Becket, abogado de El Paso, que representa a varios detenidos allí. “Estamos viendo de nuevo casos de detención prolongada sin una razón real. Los detenidos entran saludables y salen con muchos problemas “, dice Becket.

Manuel Escárcega Rubio, mexicano de 19 años, también solicitó asilo y aprobó la entrevista de miedo. Dos meses más tarde sigue detenido, comenta desde el centro de detención. “Hace como 15 días hicimos una protesta y vino el deportador de mi caso. Le entregué los documentos para mi liberación, lo hice personalmente. Igual no he sabido nada de mi caso”, dijo el joven.

Un ejemplo presentado recientemente fue el de Martín Reyes Valles, quien lleva cinco meses detenido a pesar de haber superado su primera entrevista del proceso de asilo.

“Mi representado no es un ángel, usó un documento falso luego que al presentarse en la frontera un agente le dijo que no daban asilo a mexicanos. Pero ya entregamos todo lo que pidieron y sigue allí, detenido”, dijo su abogado, Becket.

La Opinión solicitó a ICE desde principios de esta semana los reportes sobre los tiempos y records de liberación bajo palabra de solicitantes de asilo. No hubo respuesta a la solicitud, más que un email de su portavoz en El Paso indicando que “cada caso se revisa individualmente”.

Becket y otros abogados están convencidos de que el objetivo de prolongar la deportación de sus defendidos es tratar de desincentivar a otros a que pidan asilo. “Creemos que quieren poner un ejemplo, para que otros no lo hagan”, dijo el abogado.

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