Se vale soñar despierto
Tenemos que elegir a los mas sensatos, no a los fanáticos
BURBUJAS
No soy de los que creen que todo pasado fue mejor, tampoco que todo lo moderno sea bueno tan solo porque es nuevo.
Conservo mi capacidad de asombro ante los adelantos técnicos, pero pienso que la humanidad no merece ser llamada así y que ese pedacito de eternidad, que nos es permitido vivir, debería ser sagrado y no lo es. Llamar estos días de paz y felicidad es irónico cuando tantas personas son asesinadas y cuando las luchas políticas conducen a enfrentamientos violentos, cuando la insultante pobreza crece día a día y el mundo esta lleno de mentiras, de dictaduras políticas, económicas, o religiosas, cuando aun reina la discriminación con distintas caras y cuando hablar de libertad tiene mucho de demagogia.
Pero nuestro mundo, pese a la destrucción y contaminación humana, aun es bello, y aun es nuestro.
Estuve en Acapulco. Realidades y recuerdos se me vinieron encima a raudales: de mi Acapulco, ese de mis años juveniles, ese de mis años de hotelero profesional.
Ese Acapulco, el de la bahía más bella del mundo, me permitió contemplarlo sin prisa.
Según las informaciones internacionales, los huracanes Ingrid y Manuel que azotaron México al mismo tiempo, uno desde el Golfo de México y el otro desde el Pacifico, habían causado daños severos en varios estados y destruido Acapulco.
A mi llegada, en el camino del aeropuerto a Acapulco traté de constatar esos daños y, la verdad, solo vi las manchas de los niveles de inundación en casas y algunos edificios, algunas palmeras de cocos con pocas ramas, y casi nada más.
¿Qué tan serios fueron los daños que sufrió Acapulco?
— La verdad es que tuvimos mucho miedo, pero menos daños de lo que temíamos.
— En los Estados Unidos se habló de poblaciones enteras que fueron arrasadas.
— Sí hubo pueblos que casi desaparecieron, en las partes bajas o a la orilla de los ríos donde subió mucho el agua y se llevaba todo, pero no aquí… bueno, no, si hubo daños en la parte alta, donde los pobres han construido sus casitas y en Las Cruces y La Sabana, donde vive mucha gente que trabaja aquí… allí el agua destruyo casi todo… por aquí hubo inundaciones y un muy desagradable incidente, Costco se inundó y la gran tienda fue saqueada… son cosas que pasan.
Las contestaciones de otros fueron similares; hubo daños en muchos edificios pero serios solo en algunos pueblos cercanos y en muchos de los aislados en la sierra, cuyos problemas aun hoy no han sido resueltos.
Algunos habrán que reconstruir, otros reubicar, pero Acapulco, que alguna vez llamé la capital del turismo latinoamericano, sigue ahí con sus bellas playas, sus hoteles, su increíble bahía, y su infraestructura turística intacta.
Acapulco estaba lleno a reventar.Dándole vueltas en la cabeza entendí como se manejo la información. Decir que había daños en pueblos de nombres extraños, no era noticia, que eso acaecía cerca o en Acapulco, sí lo era.
Con esa tranquilidad que siento cuando estoy en Acapulco, y con curiosidad, entré a la Internet buscando el contacto con casa y lo primero con que me topo es con un boletín de CNN que dice: “Dos terceras partes de los americanos dicen que el presente Congreso es el peor de la historia (the worst ever), según la ultima encuesta de la CNN/ORC International”.
Y esa encuesta, publicada en diciembre 26, indica también que tres cuartas partes del publico cree que este es el Congreso de no hacer nada a “do-nothing Congress”. Eso mismo, con otras palabras, lo he venido diciendo por meses.
Los datos de la encuesta de CNN muestran cómo se ha venido deteriorando el prestigio de uno de los poderes de la Unión y eso llama a la acción.
Habrá que hacer cambios de personas y sistemas… No hay otra.
Ser senador o diputado y servir al país debe ser un honor, no un negocio. Todos esos políticos deben tener las mismas obligaciones fiscales y contribuir al Seguro Social como todos nosotros. Dado a que se les paga con nuestro dinero no deberían tener autoridad para aumentarse sueldos y prestaciones como lo han venido haciendo.
La palabra senador viene de senil. Era el grupo de los viejos que podían ver los problemas sin pasión. Actualmente esa definición ya no funciona, ahora habrá que darle otro sentido a la palabra senador, quizá la de sensatez.
Tenemos que elegir a los mas sensatos, no a los fanáticos.
En lo que respecta a la Cámara de Representantes (diputados), por lo pronto, habría que cesar a la mayoría empezando por todos los obstruccionistas, los incapaces de entender que por encima de sus intereses están los del país y que ganar negociando es la verdadera victoria política.
Habrá también que abolir la facultad del presidente de la cámara de decidir qué iniciativas van al piso… hay iniciativas que mueren en su oficina… algunas buenas habrán fallecido ahí…
Debe prohibirse el cabildeo en ambas cámaras, que es solo corrupción legal.
Como pueden ver, Acapulco me hace soñar despierto.