Unidos por el ayuno y la desesperación

Cinco familias y sus detenidos en el Centro Eloy de Phoenix luchan contra deportación

Anselma López es la madre de Elder López, quien tiene más de dos años preso en Eloy.

Anselma López es la madre de Elder López, quien tiene más de dos años preso en Eloy. Crédito: <copyrite>Especial para Impremedia</copyrite><person>Matthew Corbisiero< / person>

PHOENIX, Arizona.— Las familias, padres, madres, esposas, están instaladas en carpas alrededor de un altar improvisado, con fotos ampliadas de sus seres queridos que están atrapados en el sistema migratorio de los Estados Unidos. Adentro, en el Centro de Detención Eloy de Phoenix, sus familiares languidecen presos, entre cuatro meses los que tienen menos y casi tres años el que tiene más.

Hace siete días que no comen, desde que partieron el pan el lunes pasado, “Día del Presidente” en Estados Unidos. Es precisamente al presidente Barack Obama a quien quieren presionar, conmover si es posible. En todo caso, no parecen tener otra alternativa. Sus familiares, adentro también están ayunando y reportan que algunos ya fueron enviados al “hoyo”, la celda de aislamiento donde mandan a los que quieren disciplinar.

Herminia Gallegos lo siente así: como un último recurso. Comienza hablando de la situación de su familia con mucha entereza, y pronto, al hablar de la salud de su hija Rosy, las lágrimas de impotencia y tristeza comienzan a rodar por sus mejillas.

Rosy, cuenta Herminia, fue la única de aquellos jóvenes del “Dream 9” que fue deportada. Una acción temeraria de un grupo de activistas para llamar la atención a la separación de familias y la percibida injusticia del sistema migratorio de Estados Unidos pero que resultó en procesos de asilo para ocho de ellos. Todos excepto para Rosy. Herminia no entiende por qué.

“Yo pido que le den la oportunidad que le dieron a los demás”, dice la mujer, quien también tiene detenida a una cuñada, a su esposo y a un sobrino.

La familia vivió en Estados Unidos durante 10 años pero cuando el papá de Herminia enfermó de gravedad, decidieron volver a México juntos. En Julio, Rosy se unió al grupo de “Dream 9” para tratar de regresar. Herminia explica que al volver a su estado de Quintana Roo se encontraron con un México diferente al que recordaban.

“Allá cuando a uno lo deportan se enfrenta al secuestro, porque las bandas piensan que uno tiene dinero. A ella también le hicieron mucho bullying porque no hablaba bien el español. Como ella es una niña delicada de salud, se volvió muy reservada y lo pasó muy mal”, dijo Herminia. “Por eso nos desesperamos y tratamos de volver a Estados Unidos a pedir asilo. Pero nos arrestaron”.

Aunque Hermina aprobó su entrevista de credibilidad para el asilo, a Rosy la detuvieron por la deportación previa. Ya lleva cinco meses en Eloy. También detenidos quedaron el esposo de Rosy y la hermana de este.

Anselma López fue la de la idea de hacer la huelga de hambre. Ella es la mamá de Elder López, quien tiene más de dos años preso en Eloy. La familia es de Guatemala y vive aquí desde hace 11 años.

“A el lo deportaron una vez y luego volvió. Simplemente por trabajar. Un día lo agarraron en una parada de tráfico y lo metieron a la cárcel. Como no le encontraron nada en su record lo dejaron libre pero luego la migra vino por él a la casa”, dijo Anselma. “Allí le metieron más cargos y lo dejaron detenido, ya he intentado todo para sacarlo, son casi tres años”.

Anselma, junto con la organización local Puente, ayudó a organizar a las cinco familias y a otras que las apoyan.para realizar esta huelga de hambre, con la intención de ser escuchados por las altas esferas del gobierno.

“Espero que el presidente nos escuche y que vea lo que estamos haciendo por nuestros hijos. No es un crimen lo que hacemos, ni lo que hemos hecho”, dijo Anselma. “Queremos que nos de una oportunidad y que nos de una reforma”.

El grupo ha sufrido algunas humillaciones. El pasado martes, primer día de la huelga de hambre, un hombre pasó en un carro gritándoles improperios y les lanzó un burrito inscrito a mano con las palabras “aprendan inglés”, “ilegales, vayan a casa”.

“Es una humillación especialmente porque estamos ayunando”, dijo Anselma. “Pero aquí vamos a seguir”.

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