Más de 150 familias intentarán cruzar mañana por Otay, CA
Intentarán cruzar este lunes por Otay, California, y pedir que el que consideran su país los acepten de nuevo.
Hay padres y madres que esperan a sus hijos, hay hijos que ansían el regreso de su madre. Jóvenes que quieren retomar su futuro y familias completas que extrañan a uno de los suyos: son 150 sueños de reunificación que pondrán toda su esperanza en una arriesgada acción: presentarse este lunes por la garita de Otay y pedir a Estados Unidos que los acepte de nuevo.
Se trata de la tercera edición de la campaña “Vuelvan a casa” (Bring Them Home) que el año pasado logró procesos de asilo para la mayoría los que entonces se llamaron “Dream 9” y “Dream 30”. Los organizadores, la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes (NIYA), esta vez han sido más ambiciosos.
“Queremos reunir a las familias, incluso hay familias completas que están regresando”, dijo Dulce Guerrero, portavoz de NIYA. “Tenemos a 50 niños, desde 1 año hasta 16, 50 Dreamers adultos y 50 adultos, muchos de ellos padres y madres de familia. Más de 20 estados del país están representados”.
Desde Michigan, hasta Florida, California y Arizona (que tiene la delegación más numerosa), las complicadas leyes de inmigración y el sistema de deportación de Estados Unidos ha sembrado el caos en familias a lo largo y ancho del país. Al final, lo que quieren es estar reunidos.
Los 150 se presentarán este lunes por la garita de Otay, al sur de San Diego, y pedirán entrar de nuevo a Estados Unidos bajo dos posibles escenarios: visa humanitaria a discreción de las autoridades migratorias o solicitud de asilo, dependiendo del caso, dijo el abogado que los asesora, David Bennion.
En Los Ángeles, Griselda Cancino espera el regreso de su hijo Yordi, que regresó al D.F. poco antes de que se promulgara DACA para dar permisos a jóvenes como él, desesperado por no tener estatus y no poder pagar los costos universitarios en California.
“A mi me da miedo porque Yordi tiende a deprimirse y allá la situación es fea, sobre todo para muchachos gay como él”, dijo Cancino. “Es hora de que regrese a casa”.
Yordi, desde Tijuana, a donde llegó esta semana para reunirse con los demás soñadores que buscan regresar, dijo que las cosas en México han sido difíciles.
Ha sufrido “bullying” y asaltos, aparte del poco dinero que puede ganar trabajando allá al tiempo que estudia para cumplir su sueño de ser diseñador de modas.
“Yo crecí en Estados Unidos. Esa bandera me hizo sentir libre por mi homosexualidad. En México me dicen joto, pocho. Hay mucha hostilidad hacia personas como yo”, aseguró.
María Contreras, de 20 años, tiene el caso contrario. Ella está en Lancaster, California, esperando el regreso de su mamá María Zavala, quien en 2011 tuvo que tomar la decisión de regresar a México para cuidar de su hijo mayor que requería una operación y sufría de leucemia.
“Como madre, ella tomó la decisión porque nos dijeron que la vida de mi hermano corría peligro con la operación”, dijo María, quien va al Antelope Valley College y se quedó aquí con su hermano mayor. Su mamá se fue con el pequeño, de 9 años.
“Uno necesita a su madre”, dijo María. “Yo traté de salir adelante lo mejor que pude sin ella y estudiar como ella no pudo. Pero en realidad estaré muy feliz de tener a mi mamá y hermanito de vuelta”.
El abogado Bennion indicó que “no sabemos lo que harán en esta ocasión las autoridades”. En las dos ocasiones anteriores actuaron diferente, agregó el abogado.
La mayoría de los que regresaron con el Dream 9 y 30 fueron detenidos mientras se consideraban sus casos, algunos durante más de un mes. Las familias con hijos menores fueron liberadas. “Pero en esta ocasión es muy difícil predecir”, apuntó.