Brasil garantiza la seguridad en el Mundial tras la ola de violencia en las favelas de Río de Janeiro
El ministro brasileño de Justicia, José Eduardo Cardozo, garantizó hoy la seguridad durante el Mundial de fútbol que el país organizará este año tras la ola de violencia que se ha registrado en las últimas semanas en diferentes favelas "pacificadas" de Río de Janeiro, palco de la final del torneo.
Sao Paulo, 21 mar (EFE).- El ministro brasileño de Justicia, José Eduardo Cardozo, garantizó hoy la seguridad durante el Mundial de fútbol que el país organizará este año tras la ola de violencia que se ha registrado en las últimas semanas en diferentes favelas “pacificadas” de Río de Janeiro, palco de la final del torneo.
Cardozo realizó estas declaraciones tras el encuentro que tuvieron este viernes en Brasilia el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, y la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, para analizar la situación vivida la noche del jueves, cuando bandas armadas atacaron al menos tres comisarías de policía en favelas “pacificadas”.
“Nuestro plan fue exhaustivamente discutido con todos los estados. Tenemos un excelente plan de seguridad para enfrentar situaciones en el Mundial. Estamos muy seguros. Tendremos un excelente Mundial con un excelente padrón de seguridad”, comentó Cardozo a periodistas.
Tras la reunión, Cabral, quien estuvo acompañado por el secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, afirmó que Rousseff se comprometió a enviar un refuerzo de tropas federales para ayudar a contener los episodios de violencia vividos en las últimas semanas.
Inicialmente quedó acordado que el ministro de Justicia viajará el próximo lunes a Río de Janeiro para evaluar las medidas que serán tomadas entre el Gobierno regional y federal.
“Qué fuerzas van, dónde van a actuar, cómo van a intervenir, a eso no voy a responder. Las cuestiones de seguridad pública son tratadas sigilosamente”, precisó Cardozo al ser interrogado si el Gobierno pretende enviar a Río de Janeiro militares de las Fuerzas Armadas o policías de la Fuerza Nacional de Seguridad.
Durante el enfrentamiento la pasada noche, al menos dos policías resultaron heridos, aunque las autoridades informaron en un primer momento de que se trataba de tres víctimas.
El capitán Gabriel Toledo fue herido de bala en una pierna en un tiroteo entre la policía y una banda de supuestos narcotraficantes en el conjunto de favelas de Manguinhos.
Los criminales también prendieron fuego a varios contenedores metálicos que sirven de comisarías provisionales, las llamadas Unidades de Policía Pacificadora (UPP), en las favelas de Manguinhos y Arará-Mandela, ambas ubicadas en barriadas pobres.
Otra UPP en el complejo de favelas de Lins, también en esta ciudad brasileña, fue atacada a tiros por desconocidos, que huyeron a continuación.
“Quieren que volvamos atrás. Vamos a avanzar con el apoyo de la presidenta y del gobierno federal. Es un momento en el que las Unidades de Policía Pacificadora están siendo provocadas, se trata de una tentativa clara de restarle quitar la moral a la política de pacificación que hizo de Río de Janeiro una referencia en ocupación territorial”, señaló Cabral.
La “pacificación” es el nombre con que el gobierno regional se refiere al proceso de instalación de puestos permanentes de policía en barriadas pobres que durante décadas fueron controladas por bandas de narcotraficantes.
Las favelas, treinta de las cuales ya cuenta con UPP, fueron ocupadas con el apoyo de soldados y blindados militares, que ayudaron a expulsar a las bandas de pistoleros que las dominaban.
En los últimos meses se han recrudecido los ataques de las bandas a las comisarías instaladas en las favelas bajo el control del Gobierno y en lo que va de año cuatro policías han muerto asesinados en tiroteos que tuvieron lugar en favelas pacificadas.