Hijos violentos
Cuando las víctimas de la violencia doméstica son los padres
La violencia doméstica siempre es inadmisible. El abuso, tanto físico como emocional, se presenta de distintas formas, pero en todas sus modalidades tiene consecuencias físicas, emocionales y sociales que marcan de por vida a sus víctimas.
A pesar de que en la mayoría de los casos que salen a la luz, las víctimas son mujeres o niños, existen situaciones en las que los hombres o los padres son los agredidos y prefieren mantenerlo en secreto.
El psicólogo Ben Martín explica que los padres que son abusados por sus propios hijos pueden sentirse avergonzados y prefieren callar o minimizar el abuso, especialmente cuando los niños son pequeños. Pero, más allá de que se trate de un niño o un adolescente, los hijos abusivos necesitan entender que su comportamiento tiene consecuencias y que el hecho de que la víctima sea su progenitor no es una excusa para tal comportamiento.
- A la hora de determinar si los hijos son abusivos, los sentimientos pueden interferir y minimizar el problema. Si sospechas que tu hijo es violento, pero no estás convencida, piensa objetivamente cómo te sentirías si un compañero de trabajo te tratara como te trata tu hijo.
- Reacciones normales y reacciones violentas. Es común que los hijos traten de rebelarse, desafiar a sus padres, o que quieran probar límites. Lo que no es común es que la madre se sienta intimidada y tema decirle que no a su hijo. Cualquiera puede gritar en un momento de frustración o dar un portazo, pero cuando la situación escala al punto de que el joven hace amenazas verbales, o da puñetazos rompiendo paredes y objetos materiales, el comportamiento deja ser normal y se considera abusivo.
No existe una receta mágica para reparar comportamientos abusivos. Construir una relación sana basada en respeto lleva tiempo. El primer paso es admitir el problema y asumir responsabilidades.
1. Es más común de lo que crees. Martin recuerda a los padres que no están solos ni son los únicos con este problema y recalca que, ante todo, las víctimas deben considerar su propia seguridad. No temas buscar ayuda profesional y buscar apoyo entre familiares y amigos,
2. Límites. Desde temprana edad, tu hijo debe entender que no debe gritarte, golpearte ni empujarte. Debes comunicarle de manera clara que todas sus acciones tienen consecuencias y ser consistente con ello. No amenaces con sacarle algún privilegio como el teléfono o la computadora si no vas a hacerlo, porque tus palabras perderán credibilidad y tu perderás autoridad.
3. Protege tu seguridad y la de tu familia. Si sientes que tanto tú como alguno de tus hijos corre peligro, no dudes en llamar a las autoridades. Esto es probablemente una de las cosas más difíciles de hacer para una madre, pero si no buscas ayuda a tiempo, estarás poniendo tu seguridad y la de tus otros hijos en peligro.