Inquilinos como usted, pero hace un siglo en el LES
El Tenement Museum o 'Museo de la Vivienda' le muestra cómo vivían las familias de emigrantes en el siglo 19
Nueva York- En el Lower East Side de Manhattan o en lo que los puertorriqueños llaman Loisaida y hasta el nombre se adicionó a la Avenida C, se ubica el Tenement Museum o el Museo de los Viviendas. Cerca a las estaciones Delancey y Essex, en el 97 de la calle Orchard, queda en un edificio en el que se calcula que vivieron siete mil personas de veinte nacionalidades durante el tiempo que fue alquilado. Hasta que fue convertido en museo en 1988.
Un sólo edificio que guarda la historia de esta ciudad y también del país. En el siglo 19 eran tiempos en que mucha gente iba de paso: desembarcaba de Europa, estaba poco tiempo en Nueva York y seguía hacia el occidente del Nuevo Mundo. El edificio era como una puerta giratoria por la que entraban y salían familias e individuos. A mediados de mil ochocientos en este barrio había tantos alemanes que era la quinta concentración más grande de germanos en el mundo. No era fácil ser un recién llegado irlandés, aunque hablara el idioma oficial.
El museo ofrece varias visitas guiadas, pero una de ellas es la de ‘Irish Outsiders’ que puede compararse con lo que han sentido las minorías de hispanos por la barrera del lenguaje y el sentido de exclusión. La familia Moore ocupaba el último piso a donde les tocaba subir varios baldes de agua al día. No eran ni siquiera considerados blancos, y además por ser católicos, eran marginados de entre la mayoría de protestantes. Había avisos de periódicos que ofrecían trabajos y que aclaraban a los irlandeses a que no aspiraran. Con las décadas fueron llegando más irlandeses y después los italianos, desterrados de Europa Oriental en su mayoría judíos y luego los chinos y los puertorriqueños, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. Comunidades y costumbres que pasan y dejan huella.
Al dar un recorrido por ese edificio, las historias son parecidas a las que todavía se viven acá o al tipo de vida que tenían muchos hispanos antes de venir: la gente no tenía agua en sus viviendas y debía subirla de una fuente de la parte trasera del edificio. Había retretes al lado al igual que en los parques públicos. Muchas personas venían solas, sin sus familias. Cuando las familias eran numerosas se acomodaban estrechos en un apartamento como sigue ocurriendo con gente que se acomoda a dormir como puede en espacios pequeños. Inclusive hoy la gente adinerada a veces se queja de que no tienen suficiente espacio en Nueva York. Entonces la gente era reemplazable de un día para otro, como lo sigue siendo: alguien deja un trabajo o una vivienda y hay una fila esperando.
El tour muestra la cocina con los vegetales, el pan y la carne que se compraba cada día, épocas antes de las neveras y congeladores.
Las personas tenían dificultades para tener servicios médicos que eran casi un privilegio para los ricos. Similar a ahora que hay tanta desprotección, aunque para algunos hay tendencia a la mejoría con el Obamacare. Las familias más pobres a veces tenían que improvisar las cunas de los recién nacidos con las cajas de frutas. La tasa de mortalidad infantil era del 27 por ciento.
No era fácil la vida para nadie. Muchas de las personas trabajaban en la industria textil en las llamadas fábricas de sudor. Y periodos de crisis económica como la de los años treinta llamada ‘La Depresión’. Distintas visitas guiadas, muestra distintas historias de emigrantes como nosotros. Y hay hasta tours con comida.
Precios de los tiquetes
Adultos: $25
Estudiantes: $20
Adultos mayores (65+): $20