Triste realidad: el Barça de las manos vacías

Con la derrota en la final de la Copa del Rey y la lejana posibilidad de ganar la liga, el Barcelona aspira a tener un año sin copas en su vitrina

Garteh Bale marca el segundo gol entre las piernas de Pinto tras dejar atrás a Bartra

Garteh Bale marca el segundo gol entre las piernas de Pinto tras dejar atrás a Bartra Crédito: Getty

La crisis del Barcelona no podía ser más elocuente, dramática e incluso hasta predecible. Primero fue la eliminación de la Champions League a manos del “Atleti” en “apenas” los cuarto de final… y sí, “apenas”, literal para un equipo de jerarquía mundial que nos tiene acostumbrado a títulos, finales o ya de perdida semifinales, pero ¿cuartos?… inaceptable.

Ahora fue la Copa del Rey la que se le escapó a los blaugranas y con la que pudieran salvar al menos un campeonato en un año, pues parece inminente que el título de liga tampoco formará parte de las vitrinas culés. Por lo tanto, el Barcelona en su más expresivo y profundo catalán ya puede decirle “adéu” al Mundial de Clubes, Súpercopa, Recopa y lo que venga. Triste realidad la que está viviendo el conjunto blaugrana… el Barça de las manos vacías.

Es urgente resolver el problema estructural del Barcelona, pues aquel modelo deportivo que tuvo su mayor auge en los tiempos de Joan Laporta y que le permitió ganarlo todo con Joseph Guardiola cuando estuvo al mando del timón, fue transformado por Sandro Rosell en un modelo de negocio fallido que echó por la borda un proyecto que parecía sólido y firme.

Los problemas administrativos del club tuvieron efecto en lo futbolístico. Se pretendió traer a Neymar, jugador sin duda que está a la altura de las expectativas y que al principio mostró buena mancuerna con Lionel Messi, pero los líos en torno a su fichaje que llevaron a la renuncia del presidente Sandro Rosell y luego la sanción de FIFA que le impidió al equipo contratar jugadores durante un año al encontrar anomalías en la adquisición de menores de edad diezmaron a una gran institución que ahora nunca como antes se le vio de capa caída.

La verdadera “Granada” no fue aquella que sorprendió 1-0 al Barcelona el fin de semana, sino la que estalló entre el equipo y la afición luego de los decepcionantes resultados y esos reclamos con fundamento ahora más que nunca merman en los rostros de los jugadores culés. ¿Habrase visto a un Messi con la mirada perdida en Mestalla, tras perder la final de la Copa del Rey?, ¿o que me dicen de Neymar arrancando el césped con los tachones de los tacos sin poder contener la ira? ¿o aquel Iniesta carismático que ahora no se deja abrazar por sus pequeños seguidores?

Se trata de un problema de fondo que no se resolverá aún si la directiva decide destituir al final de la temporada al técnico Gerardo “Tata” Martino. Johan Cruyff pide a gritos el regreso de Pep Guardiola, pero no son héroes lo que necesita el club, sino un poco de razonamiento para retomar las reglas básicas de lealtad que hicieron siempre al Barcelona una institución grande.

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