Ryan Gosling y Rachel McAdams: del odio al amor
Ryan Goslin trató de hacer echar a Rachel McAdams del set de The Notebook.
Bien dice el dicho que del amor al odio sólo hay un paso y al parecer la dichosa frase de cajón funciona en el sentido contrario. ¿Quién no recuerda su amor de infancia, el muchachito ese que lograba hacerte sonrojar sólo son su presencia, pero al que tratabas como trapo de piso sin saber qué más hacer con el intenso sentimiento? El dichoso porque te quiero te aporreo pareciera pertenecer al listado de los amores inmaduros (que nada tienen que ver con la edad cronológica, pero sí con la madurez emocional) y fue el punto de partido de lo que sería el romance entre Ryan Gosling y Rachel McAdams, protagonistas de The Notebook.
Pasadito su décimo aniversario, el dichoso gran romance de comienzo de siglo continúa dando de qué hablar. Esta vez sin embargo, su director, Nick Cassavetes abrió la boca para echarle agua sucia a la historia de amor. Durante una entrevista con VH1, Cassavetes dejó salir como quien no quiere la cosa (es decir con toda la intención publicitaria) lo mal que se llevaban los protagonistas en el set de la peli.
“Quizás no deba contar la historia” (no, ¿en serio?), comentó el director a VH1 “pero realmente no se estaban llevando bien uno de los días de rodaje. Ryan vino y me dijo, mientras 150 actores esperaban, ‘Nick, ¿no será posible que la saques (Rachel) y traigas a otra actriz a que lea conmigo fuera de cámara’”. Ante el asombro de Cassavetes, Ryan agregó “no puedo, no puedo con ella”. ¿El problema? La falta de química.
Cassavetes se puso su sombrero de director y arregló el asunto entre McAdams y Gosling. Donde manda capitán no manda marinero y la película resultó en el éxito de box de más de $115 millones y seguidores enamorados de todos los rincones del planeta. Cassavetes no nos aclara si el amor llegó para la pareja de actores en medio del rodaje o posteriormente. Lo que sí es que la pareja de Allie y Noah se traspasó a la pantalla para vivir felices… por dos años. Y así las cosas, tal vez el odio no es buena base para un amor duradero.