Condenan dos pandilleros por matar joven mexicano en Brooklyn

Hace dos años Abel Xochimitl fue acuchillado por dos miembros de una pandilla que pensaron que él era un rival

La familia de Abel Xochimitl, incluyendo a su mamá Sofía Cuetlach (der.), se reunió en la corte.

La familia de Abel Xochimitl, incluyendo a su mamá Sofía Cuetlach (der.), se reunió en la corte. Crédito: Mariela Lombard / El Diario

Nueva York – Dieciséis miembros de la familia de Abel Xochimitl (20), el joven que fue asesinado por dos hombres de una pandilla en el sur de Brooklyn, estuvieron presentes este martes cuando el juez de la Corte Suprema del condado leyó la sentencia: Gilberto Serrano (25), uno de los responsables del crimen, pasará de 25 años al resto de su vida en prisión.

Sin embargo, a pesar de que se esperaba que se hiciera justicia, no se notó mayor alegría en los parientes de Abel, quienes estaban sentados en la última fila de la sala de la corte, cabizbajos y con ojos llorosos, escuchado al juez Vincent Giudice.

Entre los familiares estaban los padres de la víctima, sus hermanas, tíos, tías y sobrinas, todos vistiendo una camiseta que portaba su cara y con la inscripción: “Dios te bendiga”.

Un poco antes de que se leyera la sentencia, la madre de Abel, Sofía Cuetlach (52), una mexicana robusta, trigueña y de voz suave, habló ante el juez, en un último recurso porque se hiciera justicia: “Ese hombre –dijo mirando a Serrano– desbarató a mi familia, destrozó mi corazón de madre. Por favor, que me diga de frente por qué mató a mi hijo. Si hubiera pena de muerte en el estado, eso es lo que pediría para él”.

Después, en diálogo con El Diario, la madre confesó que su familia no se había recuperado aún de lo sucedido.

Sofía Cuetlach recibió la noticia de la muerte de su hijo la mañana del 14 de julio de 2012. Detectives del Departamento de Policía de Nueva York le dijeron que Abel había estado en una riña entre pandillas en el sur de Brooklyn, y que allí había muerto.

Después, durante el juicio, se conoció que tanto Gilberto Serrano, como su cómplice, Miguel Juárez, quien hace dos semanas también fue sentenciado de 25 años al resto de su vida en prisión, acuchillaron y golpearon a Abel porque pensaron que él era de una pandilla rival.

Lo hicieron mientras éste salía de una discoteca llamada La Parranda en Brooklyn. Los victimarios se le acercaron y le preguntaron de “¿qué barrio?”, que en argot callejero significa “¿de qué pandilla eres”? El joven, confundido, les contestó que era de Brighton Beach, lo que hizo que los condenados lo atacaran, agrediéndolo incluso con botellas de vidrio partidas, hasta que terminó por desangrarse.

Testigos declararon que mientras Abel moría, Serrano y Juárez gritaban “¡qué viva la raza”, lo que, según el juez, significa una victoria para la pandilla.

Varios familiares hablaron con El Diario, incluyendo la hermana menor de Abel, Belinda Xochimitl (18), quien entre lágrimas dijo: “Mi hermano sonreía mucho, bromeaba, jugaba conmigo. No puedo decir que sienta rencor hacia los asesinos, son extraños para mí, no los conozco. Pero el dolor que tengo por la muerte de mi hermano es indescriptible”.

Igual de dolorosa fue la carta que la hermana mayor, Verónica Xochimitl (25), presentó en el juicio. Entre otras cosas decía: “El 14 de julio a las 6 de la mañana recibí la noticia más dolorosa de mi vida. Abel, me dijeron, había muerto. Fuimos rápido al hospital, y yo pensé que era mentira, que iba a mejorarse, pero pronto me di cuenta que ya no estaba con nosotros”.

“Fue lo más triste: darme cuenta que se había ido de esta vida. Quisiera regresar el tiempo y abrazarlo y protegerlo para que el corazón de mi mamá esté completo de nuevo. Espero que mi hermano donde quiera que esté, esté contento porque por fin se hizo justicia”.

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