Complementos para el piso
Los tapetes o alfombras pequeñas dan calidez y estilo a cada rincón del hogar.

El tapete que viste al comedor debe permitir sacar las sillas sin que las patas traseras salgan de éste. Crédito: Shutterstock
En la sala, el comedor o la recámara, los tapetes -?piezas decorativas cuyo origen se remonta a 2,500 años atrás? le imprimen un toque distintivo al interiorismo, pues su apropiado posicionamiento logra delimitar los espacios de una forma original.
“La dimensión y la proporción del área son primordiales para determinar el tipo de alfombrilla adecuada, ya que, si es demasiado pequeña, se perderá, y, por el contrario, si es muy grande, dará la sensación de estar apretada y, por ende, el entorno lucirá reducido”, dijo Juan Francisco Terroba, gerente de marca de The Rug Company México.
De ahí que sea importante comprobar primero que las puertas se abran sin entrar en contacto con el tapete a una altura mínima de dos pulgadas, si no, el funcionamiento de ambos objetos se dificultará de sobremanera.
“Si el sofá o la silla tiene las piernas separadas y un espacio libre por debajo, se recomienda acomodar la alfombrilla a la mitad. Ahora bien, si el mobiliario es muy bajo, tiene una cenefa o tiene patas modernas, necesitará estar completamente dentro o fuera del tapete”, señaló Terroba.
Además de proporcionar una durabilidad considerable, los tapetes tejidos o anudados a mano pueden ser lavados y reparados infinidad de veces mediante sencillos cuidados, el principal de ellos es evitar cualquier protector contra manchas, pues afectan la calidad de la materia prima y, de igual forma, hacen la limpieza más compleja.
De esta forma, un correcto mantenimiento impedirá agentes como el polvo de la casa compuesto por arena, arcilla, carbón, almidones, proteínas, aceites, lodo, hongos y polen con el fin de retardar fenómenos naturales como la variación de color de la pieza.
“Se aconseja aspirar los tapetes —con baja succión— semanalmente para disminuir el acumulamiento de partículas que lastiman las fibras a largo plazo. Asimismo, dependiendo del flujo de movimiento, se sugiere que un experto los lave cada dos o, máximo, cada cuatro años“, agregó Terroba.
Así, para cualquier derrame, lo ideal es absorber el líquido tan pronto como sea posible para después remover la mancha de las orillas al centro con un trapo humedecido con agua mezclado con una pequeña cantidad de detergente o jabón suave libre de cloro.