Crecen señalamientos contra hermano de Joan Sebastian

A Federico Figueroa se le acusa de ser uno de los líderes de la organización Guerreros Unidos

MÉXICO – La penetración del crimen organizado en la vida política, empresarial y social de la zona norte de Guerrero que llevó a la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa, alcanzó en la vorágine de acusaciones al cantante Joan Sebástian, oriundo del vecino poblado de Juliantla.

Los rumores acerca de que el gobierno federal podría llamar a declarar a Federico Figueroa, hermano del Rey del Jaripeo, para esclarecer la maraña de corrupción en el estado son una creciente y constante en la prensa nacional.

En mayo pasado, Figueroa declaró ya ante la fiscalía del estado de Morelos después de la muerte del abogado Alejandro Exiquio Roda.

Por esas fechas apareció una manta colgada de un puente de Cuernavaca, capital morelense, donde se acusaba a Figueroa de ser uno de los líderes de la organización Guerreros Unidos que peleaba el territorio contra Los Rojos, ambas organizaciones derivadas del cártel de los Beltrán Leyva.


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El hermano del cantautor tiene un rancho en el municipio de Amacuzac, en la frontera entre Morelos y Guerrero, una de las regiones más violentas del país en los últimos meses.

El acusado dijo en su momento que se trataba de “un chisme” y arremetió entonces contra un reportero del semanario nacional Proceso, quien se había llevado la primicia y alertó a otros medios de comunicación sobre el escándalo.

Ante las autoridades, Figueroa se presentó como un empresario promotor de bailes, ferias, palenques y jaripeos y rechazó usar sus influencias como hermano de un famoso para sacar tajada de la industria del espectáculo corrompida por organizaciones criminales.

Una ex funcionaria del ayuntamiento de Iguala, cuyo nombre se reserva, aceptó en entrevista con este diario que al menos desde 2009 la presidencia municipal se repartía las ganancias de los eventos de entretenimiento con bandas delincuenciales.

“Teníamos que negociar, no había opción y todos salían ganando”, afirma. “Era un gobierno que dividía las ganancias para evitarse problemas”.

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