Un tango por Corona, una joya de vecindario (fotos)

Donde antes se hablaba italiano, ahora se pronuncia el español con acento argentino

Más de la mitad de la población de Corona es hispana, con una mezcla de sudamericanos, centroamericanos, caribeños y mexicanos.

Más de la mitad de la población de Corona es hispana, con una mezcla de sudamericanos, centroamericanos, caribeños y mexicanos. Crédito: Gerardo Romo / EDLP

@JoaquinBotero

Corona es tan popular y acogedor que hasta Madonna vivió ahí en 1980, antes de convertirse en la reina del pop. Louis Armstrong, la leyenda del jazz, vivió ahí toda su vida y su casa es hoy un museo. Ahora, más de la mitad de la población de este vecindario de Queens es hispana, con una equilibrada mezcla de sudamericanos, centroamericanos, caribeños, y por supuesto, mexicanos.

Empecemos con los argentinos. Alrededor de la confluencia de Junction y Corona, dos importantes arterias comerciales, se encuentran los restaurantes La Esquina Criolla, El Gauchito y la panadería Río de la Plata. Claudia Moreno, uruguaya, es una de las meseras más veteranas de La Esquina Criolla. Los parrilleros son guatemaltecos y los dueños, de Mendoza. “Los clientes son muy variados, los argentinos son minoría. Pero no hay carne igual a la de nosotros”, dice, refiriéndose a los hermanos rioplatenses.

Cristian Jiménez, hijo del fundador de la panadería Río de la Plata, indica que lo que más venden son los sándwiches de miga y el dulce de leche. “Los argentinos no son muchos, pero hacemos ruido con el fútbol y la amistad”.

Erwin Tello lo complementa: “Nos hacen faltan los amigos, el café. Al menos acá nos podemos sentar una hora como allá”. Cuenta que sus coterráneos se ganan la vida en construcción, como cocineros, panaderos y hasta de árbitros de fútbol.

“El recién llegado no está tan acostumbrado a la diversidad y llega desprevenido”, destaca Tello. “Uno que lleva tantos años es más abierto. Tenemos un club social de fútbol y nos encontramos a ver los partidos o a hablar de fútbol. Cualquiera es bienvenido. Comemos y tomamos cerveza”.

Al este de Corona está Flushing; al oeste, Jackson Heights; al sur, Forest Hills y Rego Park; al suroeste, Elmhurst, y al norte, East Elmhurst. Durante su historia, han vivido grandes grupos de italianos y afroamericanos que fueron reemplazados por los hispanos.

Su composición ahora es: 55% hispana, 15% asiática, 15% negra, 15% blanca y el resto de otras razas, según Citi-Data.com.

Corona parece un lugar para los emprendedores. Está el restaurante mexicano Los Tres Potrillos, abierto hace dos años y que ahora funciona las 24 horas.

Está la tienda de 99 centavos Latino Store, en manos de una familia de Arequipa, Perú. Está la licorera Pamen, que lleva 33 años y un hijo la heredó de su padre cubano, Pablo Méndez, de ahí el nombre.

Está la panadería colombiana La Antioqueña y la dominicana Marina Bizcocho. Y está la zapatería París, propiedad de padre e hija ecuatorianos: Miguel y María León. Miguel (52), de Cuenca, ha sido zapatero de toda la vida. Abrió el negocio apenas hace un año. Lo compró de un colega, trajo una máquina, mejoró el ambiente y cada día despega. “Los clientes se cosechan si usted sabe trabajar bien, si atiende bien y no cobra mucho. Si es madrugador y cierra tarde”, asegura.

Es difícil encontrar un barrio que sea tan balanceado en hispanos y sus productos.

Edwin Rodríguez (29), empleado dominicano de Pamen Liquor, dice que los clientes no tienden a experimentar con los licores. “El colombiano compra su aguardiente, los peruanos el pisco, los caribeños el ron, y los chilenos y los argentinos sus vinos. Y los blancos de todos los tipos. Acá llegan de todos los clientes”.

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Historia

Corona se empezó a construir en el siglo 19 como parte del pueblo de Newtown. Los constructores llegaron en 1854, el mismo año que empezó a elevarse el tren entre Manhattan y Flushing.

La construcción masiva en el barrio empezó cuando se terminó el tren 7 en 1913.

En Corona, empezaron en 1858 los primeros enfrentamientos de béisbol entre las estrellas de Brooklyn y New York. Se considera que fueron los primeros juegos entre estrellas y el origen del deporte profesional.

Alrededor de 1950, el barrio tenía predominio italoamericano y afroamericano. Desde 1980, empezó la migración masiva de latinos.

La intersección de la calle 108 y la avenida Corona es el centro histórico de la comunidad italoamericana, conocida como Corona Heights.

Estación de Policía

Cuartel 110

9441 43rd Ave. (718) 476 9311

Oficina de correo

US Post Office

5901 Junction Blvd. (718) 271 3926

Biblioteca Pública

9830 57th Ave. (718) 592 7677

Cómo llegar

El tren 7 tiene paradas en las estaciones Junction Boulevard, 103 y 111. Los buses Q23, Q33, Q48, Q49, Q66 y Q72 también recorren el barrio. Corona tiene una extensión de 1.26 millas cuadradas

Bienes raíces

Para comprar

Un condominio de una habitación, $250,000

Un co-op de una habitación, $150,000

Casa unifamiliar, $400,000

Hay casas multifamiliares que fluctúan entre $700,00 y $1’200,000

Para alquilar

Un estudio, $1,100

Un apartamento de dos habitaciones, $1,600

Una casa de una habitación, $1,400

Una casa de dos habitaciones, $1,600

Una casa de tres habitaciones, entre $1,900 y $2,200

Este negocio mexicano de comidas rápidas le da bienvenida al barrio en la Roosevelt y Junction Blvd. Los ricos carritos de comida son un clásico en Corona, y se caracterizan por su diversa oferta culinaria. Podemos encontrar, recorriendo muy pocas cuadras, casi todos los sabores de Latinoamérica.

Marcos Martes

Natural de San Pedro de Macorís, República Dominicana

Casado con hondureña

Padre de cuatro hijos

Marcos Martes (45) trabaja 60 horas a la semana y camina todo el día en el singular negocio que administra. No es una tienda por departamentos, no es una tienda de 99 centavos, no es un almacén grande. Es todas las anteriores. Objetos y comida con los empaques estropeados, ropa con algún imperfecto o saldos de muebles llegan en una última reencarnación a Thomas Ventures en Corona Avenue.

—¿Cómo describe el negocio?

—Los dueños son griegos. Nos abastecemos de los negocios que se van a bancarrota. O hacemos lo que se llama limpiezas o mudanzas. Compramos en BJ´s y en otras tiendas lo que se denomina ‘mercancía salvaje’, que una vez que la gente rompe las cajas hay una política que impide mantenerla. Entonces la venden a un precio razonable y así hacemos nosotros. También vendemos mercancías que las retornan nuevas por X o Y razón. Llevamos más de 20 años, siempre he sido el administrador.

—¿Quiénes compran?

—Generalmente hispanos. Diría que un 90%. Y algunos chinos e indios.

—¿Qué tiene este negocio que no tengan otros grandes?

—Un poco de cada cosa que no hay en todas partes. Bebidas y comida con empaques abollados o algún pequeño detalle hace que no se puedan vender nuevas ni en bodegas. Acá valen hasta un tercio de lo normal.

—¿Y la época de más ventas?

—En el verano porque las personas compran regalos nuevos hacia fin de año. Entonces no es para obsequios sino para utilidad propia.

—¿Cuántos negocios de este tipo hay en la ciudad?

Éste es el único que yo sepa. Unos nos llaman mercado de las pulgas, otros ‘warehouse’, otros nos llaman por nuestro nombre, Thomas Ventures. Yo prefiero llamarlo flea market.

—¿Qué es lo difícil de manejar este tipo de negocio?

—Lo difícil es trabajar con distintos grupos étnicos, tanto empleados como clientes, tantos acentos e idiosincrasias. Hay que prepararse físicamente porque se camina mucho. Y mentalmente, porque la gente no está de buen humor. Pero tú siempre tienes que estar de buen humor hasta con tus empleados.

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