Senadores para el Salón de la Infamia Climática

Ecología: Cada año este proyecto de crudo bituminoso generaría unas 181 millones de toneladas de gases

Producción de petróleo en las arenas alquitranadas en Alberta, Canadá.

Producción de petróleo en las arenas alquitranadas en Alberta, Canadá. Crédito: <copyrite>Shutterstock</copyrite><person> < / person>

Si hubiera un Salón de la Infamia Climática, los 62 senadores que votaron por forzar la construcción del oleoducto Keystone XL (KXL) ocuparían un lugar de honor.

En un abierto desafío a la separación constitucional de poderes, el 29 de enero, 53 republicanos y nueve demócratas aprobaron usurpar al Presidente Obama de su potestad de decir si este monumento a la avaricia petrolera de 1,200 millas de longitud —desde Alberta, Canadá hasta los puertos de Texas— se debe construir.

El Presidente Obama ya había advertido que vetaría tal intento de cambiar las reglas arbitrariamente. Aún así, la nueva mayoría republicana, con la cabeza firmemente enterrada en la arena, convirtió el Keystone XL en su prioridad número uno.

Pero sobre estos 62 senadores, ya pesa una vergonzosa lápida: los $43 millones que la industria de energía sucia ha donado a sus campañas desde 1999, según Oil Change International. Solo los Hermanos Koch donaron $125 millones a candidatos en las pasadas elecciones y ganarían unos $100,000 millones si se construye el oleoducto, un retorno de inversión del 1,600%. No es de extrañar que estos magnates petroleros planeen invertir cerca de $1,000 millones en la campaña de 2016.

Los Koch y el resto de la industria de energía sucia creen tener el poder de comprar nuestra democracia. Lo que no tienen, es la razón. Estos son los hechos sobre el Keysone XL:

Cada año este proyecto de crudo bituminoso, el más tóxico del planeta, generaría unas 181 millones de toneladas de gases de cambio climático, según un estudio del Sierra Club.

El crudo se transportaría a las refinerías de Texas con un propósito fundamental: exportarlo a otros países.

El crudo bituminoso que transportaría el KXL es el más denso del mundo, lo cual requiere que el petróleo deba calentarse para que fluya a lo largo de 1,200 millas. En su primer año de operación, los tramos del KXL ya construidos se han partido 33 veces.

La ruptura de otro oleoducto en 2010 causó el derrame de más de un millón de galones de crudo bituminoso en el río Kalamazoo, a un costo de más de $1,000 millones en operaciones de limpieza que todavía están lejos de completarse.

El KXL transcurriría por encima del mayor acuífero de Norteamérica, el que surte de agua al granero del país, de donde procede el 30% de los alimentos que todos consumimos.

Senadores, si de crear empleo se trata, entonces miren con atención el asombroso avance de la industria de energía limpia, un rubro que emplea a miles de hispanos.

En 2014, la industria solar creó un 50% más empleos que la extracción de petróleo y gas. Estos 31,000 puestos de trabajo elevaron el total de esta industria a 173,000, a un ritmo 20 veces más rápido que la media nacional. En los últimos cinco años, la industria solar ha aumentado su fuerza laboral en casi un 90%.

Y la industria eólica el año pasado cuadruplicó su capacidad generadora instalando cerca de 4,900 megavatios, elevando el total nacional a 65 gigavatios. Senadores, ¿quieren realmente crear empleo? Entonces extiendan indefinidamente el crédito fiscal de producción de energía eólica (PTC) y acaben de una vez con los obsoletos subsidios a la industria petrolera.

Hasta entonces, su candidatura al Salón de la Infamia Climática es más que merecida

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