Estudio vincula austeridad con aumento de suicidios en Grecia

La investigación, realizada por un equipo de varias universidades, concluyó que "los sucesos económicos relacionados con la austeridad se corresponden con cambios estadísticamente significativos en los suicidios".

“La austeridad mata”, decían los manifestantes que sufrían recortes por la crisis. Sin llegar tan lejos, un estudio científico por primera vez vincula la crisis y las políticas de recortes con los suicidios en Grecia.

El estudio, llevado a cabo por un equipo de varias universidades y publicado en la revista British Medical Journal, concluye que “los sucesos económicos relacionados con la austeridad se corresponden con cambios estadísticamente significativos en los suicidios”.

Los investigadores analizaron 30 años de datos en Grecia, un país propicio para el estudio, pues su tasa de suicidios históricamente fue de las más bajas del mundo y es el lugar donde con más ahínco se han aplicado las políticas de austeridad en Europa.

Navegando entre los números, los científicos observaron que cada evento que se relacionaba con los recortes o con una revelación de que la crisis económica empeoraba, el número de personas que acaban con su vida se incrementaba.

Así, por ejemplo, en octubre de 2008, momento en que se hizo público que Grecia estaba formalmente en recesión, detectaron un incremento del 13% en los suicidios masculinos.

Y en junio de 2011, tras aprobarse un fuerte paquete de recortes (despidos, bajadas de salarios y pensiones, reducción gasto sanitario, etc.), los suicidios ascendieron en un 35%, alrededor de 11 suicidios más al mes de media.

Pero no sólo los eventos negativos inciden en la tasa de suicidios. También los positivos. Como explican los autores, la ola de optimismo que invadió Grecia tras su entrada en el euro en enero de 2002 fue correspondida con un descenso del 27% en los suicidios.

El pico más alto en las tres décadas escrutadas se alcanzó en 2012, donde todavía los suicidios griegos eran una suerte de epidemia silenciosa.

En abril de ese año, Dimitris Christoulas, un farmacéutico jubilado de 77 años, se pegó un tiro en la sien a escasos metros del Parlamento. “Soy jubilado. No puedo vivir en estas condiciones. Me niego a buscar comida en la basura. Por eso he decidido poner fin a mi vida”, decía el mensaje que llevaba en un bolsillo. Los medios pusieron el foco en la historia y una ola de cólera se desató en las calles.

Este evento también tuvo su correspondencia en el aumento de personas que se quitaron la vida, cuenta el informe que lidera el investigador de la Universidad de Pensilvania (EE UU) Charles Branas. Advierten que también el eco informativo puede producir una sensación depresiva general que desemboque en un efecto de imitación.

Los científicos concluyen su informe recomendando a las autoridades que, en el futuro, evalúen las “consecuencias sanitarias imprevistas” que pueden ocasionar tales políticas de austeridad.

O tomar el consejo de Rudolf Virchow, un prestigioso médico alemán del siglo XIX: “La política no es otra cosa que medicina a gran escala”.

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