Argentina con Nisman y con Borges
César Leo Marcus escribe sobre inmigración y otros temas de interés para la comunidad latina
El 14 de junio de 1986, moría el escritor argentino Jorge Luis Borges, uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. Publicó ensayos, cuentos y poemas, su obra es fundamental por sus múltiples interpretaciones. Fue en 1975 cuando Jorge Luis Borges nos invitó a su piso en el centro de Buenos Aires, para conversar sobre Kabbalah, (¿conversar?, él hablaba y nosotros aprendíamos), y en pocos meses nos revelo parte de su sabiduría sobre Kabbalah, Sufismo y otras filosofías religiosas, un maestro en estos temas y muchos más.
De Jorge Luis Borges se han dicho muchas cosas pero nunca que fue un profeta, un visionario del futuro incierto de la República Argentina del siglo XXI, pero al releer su obra nos encontramos con un Borges oráculo, un Borges que augura las tormentas cíclicas en una Argentina sin rumbo.
Borges en su visión cabalística-sufista sostenía que un hombre representa a todos los hombres, un momento representa a la eternidad y un punto representa todo el espacio, por esa razón en muchos cuentos nos muestra ese amor-odio entre el héroe y su asesino, entre el traidor y su víctima, entre los secretos y las verdades, y es allí donde refiere que el traidor y el héroe son dos caras de la misma moneda.
La muerte y la brújula
La muerte y la brújula es un cuento escrito en 1942 y publicado en su libro Ficciones en 1944, la historia fue llevada por la BBC a la TV en 1992 y luego al cine en la película Death and the Compass en 1996, dirigida por Alex Cox.
Borges con setenta y dos años de anticipación nos advierte la muerte del fiscal, ya que solo reemplazando al protagonista del cuento, el detective Lönnrot, por el fiscal Nisman, comprendemos que tiene esencialmente el mismo patrón, al menos aquel que sostiene que Nisman fue asesinado por el mismo grupo involucrado (socios internos) en el asesinato de 85 personas en 1994 y en las siguientes muertes. La historia de Borges relata cómo se contrató a un detective para investigar el caso de un rabino asesinado, sin embargo sin él saberlo, su investigación, luego de otras muertes, terminará inevitablemente en su propio asesinato.
El traidor y del héroe
Tema del traidor y del héroe es un cuento corto, también incluido en su libro Ficciones en 1944, y llevado al cine en 1970 por Bernardo Bertolucci con el tituló La estrategia de la araña, donde Borges revela la muerte del fiscal en la víspera de cumplir su sueño, incluso nos detalla porque nunca podrán descubrir a sus asesinos. El nombre de uno de los personajes, Kilpatrick, otra vez puede ser reemplazado por el de Nisman, cuando dice:
“Kilpatrick pereció en la víspera de la rebelión victoriosa que había premeditado y soñado… las circunstancias del crimen son enigmáticas… la policía no dio jamás con el matador; los historiadores declaran que ese fracaso no empaña su buen crédito, ya que tal vez lo hizo matar la misma policía”.
Nadie es la patria
Otra vez el profético Jorge Luis Borges, se anticipa casi cincuenta años, respondiendo al discurso presidencial, cuando el gobierno se apropia del concepto “Patria”, dividiendo a los argentinos entre “nosotros” los patriotas y “ellos” los antipatria. Su oda “Nadie es la patria” lo dice todo…
“Nadie es la patria. Ni siquiera el jinete que, alto en el alba de una plaza desierta, rige un corcel de bronce por el tiempo, ni los otros que miran desde el mármol, ni los que prodigaron su bélica ceniza por los campos de América o dejaron un verso o una hazaña o la memoria de una vida cabal en el justo ejercicio de los días.
Nadie es la patria. Ni siquiera los símbolos.
Nadie es la patria. Ni siquiera el tiempo cargado de batallas, de espadas y de éxodos y de la lenta población de regiones que lindan con la aurora y el ocaso, y de rostros que van envejeciendo en los espejos que se empañan y de sufridas agonías anónimas que duran hasta el alba y de la telaraña de la lluvia sobre negros jardines.
La patria, amigos, es un acto perpetuo como el perpetuo mundo. (Si el Eterno Espectador dejara de soñarnos un solo instante, nos fulminaría, blanco y brusco relámpago, Su olvido.)
Nadie es la patria, pero todos debemos ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos caballeros de ser lo que ignoraban, argentinos, de ser lo que serían por el hecho de haber jurado en esa vieja casa.
Somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos; nuestro deber es la gloriosa carga que a nuestra sombra legan esas sombras que debemos salvar.
Nadie es la patria, pero todos lo somos. Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, ese límpido fuego misterioso.”
Hasta la próxima