La suerte del feo…
El guapo la desea
La mujer que diga que le gustan los feos, es una mentirosa. A primera vista, el amor es como ir a un buffet y ver un buen plato de comida. Una ensalada servida en la mejor porcelana, y con una bonita presentación, visualmente nos llamaría más la atención que un pedazo de pizza fría y dentro de una bolsa.
Así como la comida nos entra por los ojos, de la misma manera nos pasa cuando vemos a una persona físicamente agradable y atractiva. Inmediatamente lo miramos, aunque sea disimuladamente para apreciar su belleza.
Pero, tal y como dicen todas las abuelitas: “la belleza no lo es todo”. Y claro que no lo es, es sólo el abrebocas.
Tal y como pasa con la comida, la ensalada se puede ver muy deliciosa por su excelente presentación, pero una vez que la probamos, nos damos cuenta que al chef se le olvidó ponerle los condimentos adecuados por estar más pendiente de la decoración.
Por el contrario, la pizza que estaba adentro de la bolsita fue hecha en casa, y wow, que rica quedó. Tenia más tomate, más queso y aunque se deformara, su sabor, su esencia era mejor.
La suerte del feo… el guapo la desea.
Hace años conocí a un chico cuyo atributo no era su físico. Era más bajo que la mayoría de sus amigas, estaba un poco pasado de peso, quedándose calvo, en fin, no era atractivo físicamente.
Sin embargo, era increíble como había tenido novias despampanantes y como lo perseguían las mujeres.
Mi amigo era chistoso, inteligente, seguro de sí mismo y sabía muy bien para donde iba. No era rico ni mucho menos, pero tenía aspiraciones claras en su vida. He ahí su verdadero atractivo. Y es que, creo firmememente, admirar a alguien enamora.
Un hombre puede ser alto, musculoso, manejar el mejor carro, tener sonrisa de comercial de pasta de dientes y puede terminar solo en la vida. Conozco a muchos hombres así. Hombres que llaman la atención como esa ensalada gourmet que vimos en el buffet, pero que sabe como dirían por ahí a “una papa sin sal”.
Muy en el fondo, las mujeres no buscamos músculos ni caras perfectas. Buscamos conocer a alguien a quien podamos admirar. Un hombre que nos empuje a ser mejores, un hombre de quien aprendamos; una persona que traiga a nuestras vidas amor, tranquilidad y no peleas por tonterías.
No vengo a decirles que todos los hombres guapos son tontos y que es imposible encontrar belleza interior y exterior en un caballero. Pero si vengo a decirles que el atractivo de un hombre no está en el color de sus ojos, ni en la cabellera perfecta.
El verdadero atractivo de un hombre está en su seguridad, en como camina, como piensa, como se expresa, como ve la vida y como ve la vida contigo. Es por esto el enredo y el malentendido. Es por esto que decimos: “ese hombre no es guapo, pero tiene ‘un no sé qué” o “yo sé que es feo, pero a mí me encanta”.
Así que mis queridos amigos, si su mayor preocupación para mañana es, ¿cómo me voy a vestir para impresionar a las chicas en el trabajo? Te cuento que vas por el camino equivocado.
Espero sus comentarios