Recuerdan a víctimas de explosión en acto solemne

Familiares y vecinos se congregan frente al lugar de la tragedia en East Harlem

Familiares, residentes del área y funcionarios electos depositan rosas blancas junto a un árbol que fue plantado  en el lugar de la tragedia,  en memoria de las víctimas.

Familiares, residentes del área y funcionarios electos depositan rosas blancas junto a un árbol que fue plantado en el lugar de la tragedia, en memoria de las víctimas. Crédito: <copyrite>FOTOS: GERARDO ROMO < / copyrite><person> < / person>

@JoaquinBotero

Un año después de la explosión en East Harlem, Jacqueline García y Carmen Pagán acudieron al lugar donde quedaba el edificio que habitaron por muchos años, y en el que hoy sólo hay un espacio vacío. Allí lloraron a su hermano e hijo George Amadeo, una de las ocho personas que perdieron la vida esa fatídica mañana del 14 de marzo del 2014 y que fueron recordadas en una solemne ceremonia.

La madre se salvó porque se recuperaba de una operación en casa de otro hijo. Mientras que la hermana de George que debía llegar a esa hora al apartamento sobrevivió porque se le hizo tarde. Ayer recordaron a su “Georgie querido que era muy religioso y a todas partes cargaba su Biblia”.

Minutos después de contemplar el lugar las mujeres acudieron a la organización ACACIA a un breve evento privado con los familiares de las víctimas y varios líderes de la ciudad. Luego regresaron frente al lugar de los hechos en Park Avenue entre las calles 116 y 117 para una sobria ceremonia de recordación.

El alcalde Bill de Blasio, la presidenta del Concejo Municipal Melissa Mark-Viverito, la defensora del pueblo Letitia James y el contralor municipal, Scott Stringer, encabezaron el grupo que evocó la tragedia.

Mark-Viverito, que representa a ese distrito de Manhattan en el Concejo, reiteró a las familias afectadas que las autoridades están con ellas y que trabajarán por una ciudad equitativa e incluyente para todos. “Cuidamos a los sobrevivientes”, señaló.

La concejal continuó elogiando al personal de rescate que trabajó sin pausa hasta el final después de la tragedia y también a las organizaciones comunitarias que dieron refugio y apoyo a los afectados. “Nosotros nos tenemos compasión y nos ayudamos”, dijo con la voz quebrada.

De Blasio recordó que “muchas personas viven todavía las consecuencias de la tragedia y estamos pendientes de ellas”. El alcalde elogió al Fondo de la Ciudad que se formó de inmediato para dar apoyo en este caso, al igual que a otras agencias municipales que han ayudado a todos los afectados incluyendo a los negociantes.

Un ejemplo es el caso de Dimitri Gatanas, el dueño del vivero ubicado frente a los edificios destruidos, quien logró reconstruir su negocio con mucha rapidez.

Un minuto de silencio

A las 9:31 a.m., hora exacta en que ocurrió la explosión, los funcionarios electos y las familias de las víctimas formaron un círculo alrededor de un árbol japonés sembrado en un matero realizado con materiales recuperados de entre los escombros de los edificios derrumbados. Luego se guardó un minuto de silencio y posteriormente unos niños de una escuela cercana cantaron ‘Tomorrow’.

Diana Cortez, prima de Carmen Tanco —una de las fallecidas—, expresó que la extraña mucho, pero que poco a poco se han recuperado de su pérdida. “Ayudaba a los necesitados y hacía obras misioneras con su iglesia. Llevaba medicamentos a Latinoamérica”, rememoró.

También recordó que hace un año estuvo recorriendo varios hospitales con la esperanza de que Carmen hubiera sobrevivido.

Por su parte María Meléndez, Eileen Lapuma y Alexander Cartagena, abuela, madre y nieto que vivían en un edificio al lado de los que estallaron y que resultó afectado, acudieron a la ceremonia con los ojos llorosos, recordando que debieron desocupar su vivienda por todo un mes.

Los tres contaron que todos están traumatizados y ahora sufren de estrés postraumático, y la condición de autismo de Alexander también se ha agravado. El día de la tragedia Eileen se lastimó la columna mientras intentaba sacar a su madre que se quedó trancada en un cuarto. Ahora reciben ayuda pública para sus gastos mensuales y hacen parte de las trescientas demandas en contra de la Ciudad y ConEdison.

El mexicano Nicanor González, quien también estuvo presente en la ceremonia, dijo que frecuentaba la iglesia cristiana que quedaba en el primer piso de uno de los edificios. “Ahora nos reunimos en la 101 y la 120 en Harlem. Vine con varios de mi iglesia a rezar por las víctimas”

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