¿Cómo pudo el copiloto de Germanwings impedir el acceso a la cabina?

Andreas Lubitz tenía 630 horas de experiencia de vuelo y llevaba poco más de dos años en Germanwings.

Investigadores franceses tienen ya una idea clara de lo que sucedió.

Investigadores franceses tienen ya una idea clara de lo que sucedió. Crédito: EFE - Airbus

Lubitz se queda entonces solo en la cabina, pone el avión en modo manual y “manipula los mandos del avión para acelerar el descenso”, según los investigadores.

A la vuelta del lavabo, el piloto llama al interfono para entrar en la cabina.

Las puertas de los aviones comerciales permanecen siempre cerradas y bloqueadas durante el vuelo.

Cuando uno de los pilotos sale para ir al lavabo, debe llamar a un interfono.

El que está dentro puede ver a través de una mirilla o de una cámara quién está llamando antes de abrir la puerta.

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En este caso, el copiloto no le abre la puerta a su compañero.

El piloto, entonces, empieza a golpear la puerta desde fuera, pero su compañero sigue sin abrir y tampoco le responde.

No volverá a hablar en todo el vuelo hasta que el avión se estrella.

Las puertas de los aviones comerciales cuentan con un mecanismo de seguridad para poder desbloquearlas en caso de que la persona que se queda dentro no pueda abrirla porque está hablando o se encuentra indispuesta.

“Si el que está dentro no abre o no contesta, desde fuera se puede introducir un código de seguridad que abre la puerta”, le explica a BBC Mundo Borja Díaz, portavoz del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial de España.

Si la persona que está dentro de la cabina no hace nada en 30 segundos, la puerta se abre.

Pero el sistema de seguridad también permite que la persona que está dentro de la cabina bloquee la puerta e impida la entrada.

Puede hacerlo simplemente presionando el botón “block” (bloquear).

Si el piloto intentó abrir la puerta con este mecanismo, el copiloto pudo bloquearle la entrada cuantas veces quiso.

Es un sistema que se estableció tras los atentados del 11 de septiembre de 2011.

Algunas aerolíneas establecen que si uno de los pilotos sale de la cabina, un miembro de la tripulación debe entrar mientras esa persona se ausenta.

Preguntado por esto, el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, dijo que aunque en Estados Unidos existe una regulación al respecto, “no conoce” ninguna aerolínea europea que lo aplique.

En este caso, nadie entró en la cabina para acompañar al copiloto y este “rechazó” abrir, según los investigadores.

A medida que se acerca el momento del impacto contra las montañas, los golpes contra la puerta se vuelven “violentos”. Desde fuera se intenta forzar la puerta a la desesperada, pero esta no se abre.

Las puertas de los aviones comerciales se blindaron y reforzaron también después de los ataques del 11 de septiembre.

Ni el piloto ni la tripulación ni los pasajeros fueron conscientes de lo que pasaba hasta minutos antes del choque, según los investigadores.

Lo saben porque en la grabación de la caja negra se oyen gritos y llantos “solo minutos antes del impacto”.

El copiloto se mantuvo con vida hasta el final. Su respiración quedó grabada en la caja negra.

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